¿Préstamos para ahorrar?

Pensionistas y jubilados continúan con sus movilizaciones por unas pensiones públicas dignas. La semana pasada exigieron al Parlamento de Gasteiz que apruebe una ley que reclame al Congreso –que es el que tiene competencias en esta materia– cambios que garanticen el futuro de las pensiones públicas. Un recorrido complicado que recuerda en manos de quién están las competencias importantes de este país.

Para los bancos la cuestión de las pensiones es mucho más sencilla. Lo suyo es la previsión –pero la fiscal– y ahora que llega el cambio de año hay que dejar las cosas preparadas para rendir cuentas con Hacienda el año que viene. Se termina el plazo para poder optar a algunas desgravaciones fiscales y a estas alturas la estrella suele ser hacer una aportación a algún plan de pensiones privado. Algunos, además, advierten que «existen importantes dudas sobre la sostenibilidad del Sistema Público de pensiones, al menos en su nivel actual de prestaciones». Todo sea por animar a los dubitativos.

Entre todas destaca la campaña propagandística de Kutxabank. A su dirección no se le ha ocurrido otra cosa que ofrecer unos préstamos sin intereses ni comisiones para que los despistados –o los manirrotos, pero no los pobres– puedan hacer su aportación al fondo de pensiones. A primera vista no parece que tenga mucha lógica un préstamo ahora para devolver durante el año que viene, aunque sea sin intereses. Sin embargo, la cosa sí tiene su miga. Permite a Kutxabank colocar dinero que aunque no de réditos le ahorrarán lo que tiene que pagar al BCE por tener su fondos ociosos. De paso, además, aumenta el patrimonio de los fondos de pensiones que gestiona. Y para completar ese círculo virtuoso, seduce a los clientes con el beneficio de las deducciones fiscales –es decir, a cuenta del erario público– en su siguiente declaración de la renta.

Un banco «público» para hacer el mismo negocio que los demás, pero «mejor». Ahora, para financiar la economía no tiene tantas ideas.