Nos hubiera bastado un poco de sentido común
Hace 12 años que Euskeraren Jatorria primero y SOS Iruña-Veleia luego, nos pusieron sobre aviso: ¿Qué está pasando con Iruña-Veleia? Después de todas las campañas pro-falsedad, supongo que la mayor parte de la sociedad vasca se habrá mentalizado con esa versión oficial. Sin embargo, llega el juicio al grupo Lurmen que sacó del subsuelo el mayor descubrimiento de nuestra época. ¿Lo sacó o lo colocó? Es la duda planteada. «A veces tener dudas es una desvergüenza», una frase lapidaria de un catedrático. Pues bien, encontraron 400 grafitos, entre ellos solo 50 en euskera, pero suficientes para hacer estallar el polvorín.
Pues bien, enfrentémonos a un tema que sigue siendo «tabú», cosa incomprensible en una sociedad que se queja mayoritariamente de la Ley Mordaza.
J.M. Elexpuru ha expuesto en su último libro los hechos subsiguientes que paso a comentar. En enero de 2008 se crea la Comisión Científica Asesora, asaz irregular (con ausencia de testigos esenciales) y en noviembre dictamina que los grafitos son falsos. La Diputación Foral de Araba expulsa a Lurmen y se querella contra Eliseo Gil y compañía por «daños al patrimonio». Lurmen pide la realización de analíticas, cosa lógica por cierto, puesto que se trata de un asunto arqueológico. Pues bien, han pasado 11 años y no se ha realizado ninguna prueba. ¿Qué pasa con Iruña-Veleia? Que en un tema arqueológico todo se basara en la opinión lingüística de dos personas. Opinión que no solo pongo en duda (con permiso), sino que creo totalmente errática.
Mientras tanto, el dictamen pro-falsedad alivia al tándem Opus/Vaticano, que, juntos y agazapados, han estado en alerta roja desde el primer momento. No es de extrañar, pues en esos grafitos aparecen mujeres presidiendo ceremonias y otras cosas peligrosas contra sus dogmas.
Mientras tanto, también, la derecha más rancia y anti-euskaldun, representada esta vez también por Jon Juaristi en ‘‘ABC’’, se frota las manos y hace chistes de la «cosa nostra» euskaldun. Y cómo no, aflora asimismo nuestro ya clásico masoquismo nacional, desde las páginas de ‘‘Berria’’, ocultando el debate que ha noqueado los informes pro-falsedad. Además, campea a los cuatro vientos la teoría de la «vasconización tardía», de la mano de ETB (todo hay que decirlo), basado en la tesis neurótica del nacionalista español anti-euskaldun Almagro-Gorbea, quien predica que aquí éramos unos celtas felices hasta que nos invadieron (sic) los «vascos procedentes de Aquitania».
Y ¿qué está pasando, mientras, en Iruña-Veleia? Que Luis Núñez, aspirante al cargo de todo, arremete con una excavadora y destruye la «escena del crimen», con premeditación y alevosía, y de paso un patrimonio cultural. Menos mal que rondaba por allí un grupito de SOS Veleia y han quedado las fotos para la posteridad. Pero la Diputación Foral de Araba declara que se trataba de unas «obras de reforma» del sitio arqueológico.
Los defensores del esclarecimiento invitan a Edward Harris, internacionalmente prestigioso arqueólogo, creador del método de registro arqueológico “Harris Matrix”. En cuanto ve todo aquel material, dice textualmente: «es imposible falsificar los 400 grafitos de Iruña-Veleia». Es el sentido común de un gran científico.
En Euskal Herria hubiera bastado un poco de sentido común. ¿Qué humano mortal habría sido capaz de inventar y falsificar todo aquello? Ni Yaveh habría sido capaz. Pues las reacciones de aquí deberían sonrojar tanto a la derecha como a la izquierda (y a la mediana).
En cuanto a los argumentos de los lingüistas del Departamento de la EHU-UPV, el propio nombre de VELEIA desdice su obtusa teoría del «artículo –A». En efecto, empezaron a arremeter contra ese nombre, como prueba evidente de la falsedad del todo. Pero hete aquí que, tras haber desalojado a Lurmen, se encontraron con un altar donde ponía VELEIAN. Mutis por el foro, y donde dije, diego… Lo mencionaron en una revista especializada, que no llega al peatón común.
¿De qué se le acusa al euskera de los grafitos? De que en las palabras ATA, AMA, NIIBA, SIIBA, SABA, …MONA, ARAINA, POLITA, NAIA, URA, LURA aparece «el artículo –A», que según los lingüistas citados no ocurrió hasta el siglo XV-XVI, a través de las lenguas romances. Por lo tanto, siendo los grafitos del siglo IV, no pueden ser sino falsos.
Pues bien, otros tenemos muchas razones para pensar que el susodicho «artículo –A» solo es una desinencia. Desinencia de la matriz ABA (linaje), por ejemplo, en los casos de NIIBA, RIIBA, SABA, SIIBA (neba, arreba, osaba…). En el caso de ATA, AMA, VELEIA es evidente que la –A es orgánica. No se puede decir AT, AM… etc.
¿Qué POLITA es algo moderno? Pues tampoco. Podría venir de BORO-ITABOL-ITA. Hace más de 2300 años que aparece en el ibérico como BOROTAZ, POTOTAZ, BOROTAI…, y en cuanto a -ITA es un conocido diminutivo vasco (Garita, Zorita, Zengotita… significando «alturita, huertita, montecito». Y ¿qué decir de URA, SUA, LURA, ARAINA? No vienen de un –A suelto imaginario, venido de fuera, sino que es un proceso endógeno dentro del euskera: la A final es una desinencia de una matriz, sea verbal (naiAN), sea demostrativo adjetival (nai-HA).
En cuanto a las rayas misteriosas «injustificables», no son sino tildes. Tildes que se usaban hace dos mil años y que los de Veleia conocían sin duda (AR´, AN´, EN´, etc.). Tildes señalizadores de que faltaba una desinencia: la –A de marras precisamente. Si a eso añadimos que ILUNNA, IBARRA y demás aparecen en lápidas de hace dos mil años…
Dentro de unos días tendrá lugar el juicio contra Eliseo Gil y su grupo. La petición fiscal es de hasta siete años y medio y multas millonarias por presuntos «daños al patrimonio y por estafa». He leído en el periódico antes mencionado que «pronto se sabrá si los grafitos son auténticos o falsos». No, amig@s. Ya sé que l@s jueces cumplen ahora el papel del clero medieval en su época, pero afortunadamente no tienen el poder de decisión sobre la verdad y la mentira.
Destrucción del Patrimonio, estafa al Pueblo. Visto lo visto ¿quiénes deberían de estar en la cárcel?