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DE REOJO

Mil fotos


Andaba haciendo cábalas, ejercicios matemáticos más allá del algoritmo y no me cabe en mi calculadora mental el número de fotos que en este mismo instante se están haciendo en el mundo mundial. Una foto era una reliquia que se guardaba o en un álbum o en una caja de zapatos junto a otras que reconstruían tu biografía familiar. Hoy convivimos con cientos de fotos propias, mandadas por amistades y familiares o tomadas del gran archivo universal. Por eso es tan difícil acertar cada día con la foto de portada.

Las portadas las carga el diablo de la urgencia y del ritmo cardiaco acelerado por la inmediatez. Por eso, declaro mi día de retroalimentación, de duda congénita y de reflexión antiestrés; hoy es mi día del puede ser. Ninguna certidumbre, ninguna abstracción, ningún maximalismo. Puede ser… Y en estos amplios puntos suspensivos cabe hasta la posibilidad de que anden los virólogos del planeta Tierra perdidos en los memorándums, revisando a Obélix y Astérix que ya mencionaron el coronavirus y revisando a los Simpson por si acaso en alguna cita sarcástica encuentran alguna salida a este laberinto químico, vírico, farmacéutico, político y económico.

Puede que la decisión de poner al acordeonista al frente del fracaso electoral en la CAV sea una jugada maestra. Nadie tiene tanto carisma como Iturgaiz, funcionario del tocomocho político, muñeco deshilachado de Aznar y Mayor Oreja, incapaz de analizar una partida de parchís, para asumir su liderazgo en la irrelevancia. Un líder menguante como Casado necesita de una cohorte de insignificantes para poder parecer algo. Puede ser que la estrategia de la extrema derecha sea perfecta para que, al despertar, los fascistas tontos se hayan convertido en los más listos y guapos con sus correajes negros puestos y las mil fotos.