GARA Euskal Herriko egunkaria
DE REOJO

A cucharadas


El año pasado el feminismo logró una resonancia magnífica con sus manifestaciones, declaraciones, manifiestos y actitudes. Trescientos sesenta y seis día después, llegamos al ocho de marzo, con declaraciones contradictorias, posiciones enfrentadas, ganas de protagonismo institucional y una suerte de acostumbrada pelea por las esencias intangibles desde el feminismo más ancestral, hasta el oportunista y de indubitable tendencia a su abolición. 

Por lo tanto, hay que tomarse este cóctel a cucharadas, no beberlo de golpe, comprobar no contenga silentes venenos conceptuales que estén haciendo campañas de intoxicación de alto nivel de sutileza y que no se reproduzca la tendencia a la anulación de lo propio por insuficiencia analítica, infantilismo, afán de protagonismo o recesión ideológica. La vindicación primaria y básica no se puede alterar. Si un eslogan es manipulado o incomprendido, se hacen diez más, claros, rotundos, sin florituras ni retruécanos y seguimos por el camino de la búsqueda de la igualdad en todos los términos legales, sexuales, salariales, políticos y humanitarios.

Este año parece que la banda de Casado anda jugando a dos o tres bandas. Van a sumarse a lo básico, pero tienen a sus arietes más reaccionarias y clasistas encabezando una contramanifestación, una sumisión machista que no condena el timador de los títulos Pablo Casado, que dice que admira la independencia de Cayetana Álvarez de Toledo y la considera una magnífica portavoz de su partido. Es decir, que dice una cosa, la contraria y por si acaso, una tercera vía que es decir que nadie le ha entendido.

No han aparecido los dos obreros sepultados en el vertedero de Zaldibar. En Gasteiz hay un foco de coronavirus significativo. Y las encuestas dicen que nada se mueve en el oasis. A cucharadas.