18 ABR. 2020 JO PUNTUA Resulta que ahora tampoco toca, ¡qué cosas! Floren Aoiz @elomendia Hubo un tiempo en el que al ir a comprar la prensa, pedías «el periódico» –esto es, «el diario»– o uno de los demás. Para mucha gente, estaba lo normal (en Nafarroa, "Diario de Navarra"...) y había personas raras que hacían «cosas raras», como comprar otros diarios. Esas cosas raras se consideraban políticas, mientras comprar la prensa del régimen (fuera el franquista o su sucesor), venía más bien a seguir el consejo del propio dictador de no meterse en política. Lo normal ahora es dar prioridad a la economía entendida como generación de beneficios para las élites, pero hay gente rara que dice que eso es arriesgar vidas y no es justo mientras la gente está confinada y ni siquiera puede dar el último adiós a sus seres queridos fallecidos. Del mismo modo, lo sensato es hablar de guerra al referirse a un virus y proclamar en tono marcial que se le vencerá porque España es la repera, que para eso tuvo un imperio donde nunca se ponía el sol. En estas circunstancias, por supuesto: no toca hablar de las obsesiones de los nacionalistas, lo importante son las cosas de comer. ¡Vaya cosas! Ahora tampoco toca criticar a los poderes establecidos porque sería traición y colaboracionismo con el virus. Tampoco toca hacer denuncia política, porque eso divide y debemos estar juntos en esta batalla. Y, sobre todo, ya nos lo aclaró el alcalde jeltzale de Bilbo, no toca hablar de las medidas a tomar para reforzar la sanidad pública y los servicios sociales. Ya tendremos tiempo para hablar de esos asuntos, nos dicen, pero de sobra sabemos que ese tiempo, para algunos, nunca llega. Prefieren instalarse en un clima de excepción que oculta las desigualdades sociales, esconder su responsabilidad e impedir un debate social sobre las razones que han provocado esta catástrofe en la que es más fácil disponer de drones, tanques y helicópteros que de mascarillas y respiradores. Ahora tampoco toca criticar a los poderes establecidos porque sería traición y colaboracionismo con el virus