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SICOLOGÍA PARA UNA CRISIS

Duermo mal


Kaixo, soy Eli. Resulta que conforme pasan los días de confinamiento tengo más problemas para dormir. Y, aunque consiga dormirme, me despierto de madrugada muy alterada. Hago algo de ejercicio, pero no consigo darle la vuelta. ¿Qué podría hacer o tomar para solucionarlo?

Kaixo, Eli. Las personas somos seres de ritmos. Hacemos la vida en función de ciclos que se van repitiendo, dándonos una sensación de predicción que, a su vez, nos da seguridad, y tranquilidad. En circunstancias normales sabríamos lo que esperar, lo que no solo mentalmente, sino físicamente, nos marca unas tendencias. Y nuestras sensaciones y disposiciones físicas están profundamente influenciadas por dichas tendencias.

El cuerpo, después de miles de repeticiones de las mismas actividades y los mismos horarios, aprende a predisponerse a activarse o a descansar, a tensarse o a relajarse, en un circuito circular de influencia mutua. Dormimos porque estamos cansados y nos sentimos cansados porque llega la hora de dormir. El sueño es todavía un misterio en muchos sentidos para los científicos, pero durante la noche sabemos que el cerebro se mantiene activo, de forma diferente, para recolocar recuerdos y experiencias del día y, por así decirlo “limpiar” el sistema para el siguiente día.

Sabemos que vivir experiencias estresantes –y esta lo es– durante el día dificulta ese proceso, y ahora todos tenemos el cuerpo del revés. Para empezar, porque no lo estamos usando como solíamos y porque el propio cuerpo espera cosas que no suceden y prepara la energía para ello que después no saca y, como si fuéramos atletas esperando el pistoletazo de salida, se nos va acumulando tensión durante el día, ante las múltiples incertidumbres.

Yo no te podría aconsejar sobre medicaciones –el sueño es algo tan exclusivo como la ansiedad de cada uno o la depresión–, pero sabemos que el ejercicio físico, hablar de cómo está siendo para ti, de tus preocupaciones o tu hartazgo o enfado, con alguien cercano, ayudan a descomprimir. Y quizá también recordar que, más allá de «aguantar hasta que todo pase», necesitamos inventarnos cómo estar bien ahora de una forma nueva.