12 JUN. 2020 Pelota «La increíble historia de la pelota vasca» contada desde Iruñea Los orígenes, las modalidades, apuestas, curiosidades… Todo esto y mucho más lo recoge Santiago Lesmes en un libro de 368 páginas con más de 1.000 fotografías, 200 ilustraciones y sorprendentes novedades. Iñaki VIGOR Abogado de profesión, investigador de vocación y aficionado a la pelota, el iruindarra Santiago Lesmes Zabalegui empezó a recopilar datos sobre la pelota vasca por «pura curiosidad». Desde hace años dirige visitas guiadas por Iruñea, pero cuando terminaba el recorrido en el frontón Labrit se percataba de que tenía una «laguna» sobre la historia de la pelota. Ahora, ya dominando el tema por completo, realiza visitas temáticas tituladas “Pamplona, capital mundial de la pelota”. «Empecé a indagar bibliografía, a consultar en bibliotecas, y me di cuenta de que era una historia apasionante. De la curiosidad pasé a la investigación –recuerda–, y a partir de ahí me entró un ansia divulgativa. Al final, me metí tres años de archivo, biblioteca, hemeroteca, fototecas, museos… y también contacté con pelotazales, pelotaris, peloteros, artesanos de herramientas, clubes y escuelas». También con artistas y fotógrafos, en especial con Dabid Argindar, autor de magníficas imágenes y a quien describe como un «cazador de frontones». El autor calcula que habrá «dado la brasa» a cerca de 200 personas, y agradece que todas le han echado una mano, cedido fotografías (modernas o antiguas) o le han dedicado tiempo para enseñarle los entresijos de este deporte. En toda esta labor, una de las cosas que más le ha emocionado es comprobar que la pelota vasca forma una «comunidad en la que se respira pasión y colaboración» y que «es absolutamente cierto que la pelota es uno de los pilares de la cultura vasca». Historia, anécdotas... El fruto de este amplio trabajo de investigación es un libro que impresiona por la inmensa cantidad de datos recopilados, distribuidos en ocho capítulos para facilitar su lectura. El primero está dedicado a la historia de la pelota, desde sus orígenes hasta la actualidad. «Me ha resultado sorprendente comprobar que mucho material de archivos y hemerotecas todavía no está publicado. Hay interesantes libros, expertas y expertos en pelota, pero la propia historia de este juego –añade– todavía contiene aspectos muy interesantes aún inéditos». Por ejemplo, ha hallado un documento de 1411 sobre un jugador de pala, que complementa los ya conocidos y más antiguos que se conocen sobre pelota; otro de 1331 cuando se jugaba en el claustro de los Predicadores de Iruñea; y otro más de 1408 sobre el juego de pelota en el Palacio de Olite-Erriberri, en tiempos de Carlos III. Todos ellos son de Nafarroa. El segundo capítulo aborda todas las modalidades, especialidades, herramientas y pelotas, con una especial atención a las modalidades antiguas, «que son las grandes desconocidas por la inmensa mayoría de la gente». Además de datos muy concretos, se incluyen ilustraciones propias sobre bote luzea, pasaka, rebote y laxoa, «verdaderas joyas que debemos conservar». Las apuestas y desafíos se recogen en el tercer capítulo. «Hay un material divertidísimo, además de un elemento indisociable de la pelota, habiendo recopilado apuestas disparatadas, pícaras, graciosas, divertidas, dando ventaja y hasta trágicas». También se reflejan desafíos históricos y memorables, algunos de hace más de tres siglos. Con casi un centenar de páginas, el cuarto capítulo del libro está dedicado a anécdotas y curiosidades. Se habla de los reyes y curas pelotaris, de la relación de Hemingway o los famosos de Hollywood con la pelota, o incluso de cuando la cesta punta se utilizó como arma en las dos Guerras Mundiales. El quinto capítulo se centra en el ágora vasca, entendido como un espacio público, de socialización. El autor aborda todos estos espacios desde sus mismos orígenes, cómo se empieza a jugar a pelota en espacios ya existentes (claustros, salas de palacios…), y cómo, cuando se populariza, se emplean las calles, plazas y “arkupes”. Además, ha investigado los “pilotasoros” y, en contra de lo que algunos autores sostienen, afirma que la pelota vasca no surgió en estos lugares de la montaña. También aborda la aparición de las plazas de pelota, «el primero de los grandes escenarios de la pelota vasca antes de que surgieran el trinkete moderno y el frontón». A lo largo de casi 60 páginas, se muestran fotografías, imágenes y documentos de los diversos espacios del juego de pelota y de cómo y dónde se jugaba, con datos históricos de hace cuatro, cinco y seis siglos. La relación del arte con la pelota se recoge en el sexto capítulo. Se trata de un apartado muy interesante en el que el autor muestra cómo ha sido reflejado este juego por los bertsolaris, en la literatura, la pintura, la escultura, el cine y la fotografía. «Tenemos auténticas maravillas, primero en estilo regionalista o costumbrista, y más adelante en todos los estilos, inclusive de vanguardia. Y la pelota será reflejada tanto por autores locales como foráneos. Gracias a la generosidad de museos y archivos, mostramos decenas de cuadros y grabados». Las mujeres y la pelota ocupan el séptimo capítulo, en el que Lesmes hace un repaso histórico y aporta datos anteriores a las raquetistas, «a las que últimamente se les ha dado mucha cancha con todo merecimiento». El investigador iruindarra ha profundizado sobre las mujeres cestistas, un fenómeno que precedió 20 años a las raquetistas. Ha podido constatar que en 1897 hubo un cuadro de cestistas en Valencia y otro en Barcelona. «Jugaban a pelota vasca y fueron las primeras mujeres profesionales del mundo –remarca–. Aunque muchos creen que fue un fenómeno muy efímero, he encontrado datos de que estuvieron jugando durante dos años y girando además por Bilbao, Donostia, Barcelona, Valladolid y Madrid». También recoge datos antiguos y curiosos de mujeres que ganaban a hombres en los siglos XVIII y XIX. «Está clarísimo que el machismo imperante ha impedido una dimensión pública y profesional de la mujer. Resulta obvio que a pelota jugaban tanto niños como niñas, pero al llegar a la adolescencia las mujeres dejaban de jugar». El octavo y último capítulo está dedicado a apuntes históricos, y está orientado sobre todo a personas que les interesa indagar mucho más en este deporte. Ha sido fruto de una gran labor en archivos, especialmente de Nafarroa. Por ejemplo, ha encontrado documentación sobre más de un centenar de partidos de pelota en poblaciones de diversas zonas y de fabricantes de pelota en los siglos XVI y XVII, lo que muestra que el juego de pelota ya estaba muy extendido en esa época. «El partido que se jugaba normalmente y finalizaba con un apretón de manos no pasaba a los anales ni quedaba ninguna documentación escrita. Pero tenemos cientos de referencias de archivo sobre pleitos civiles y criminales derivados del juego de pelota. Estos últimos es porque discutían y acababan a golpes y a palazos, incluso con resultado de muertes. Los juicios civiles eran, casi todos, derivados del impago de apuestas. También hay muchos datos sobre las autoridades eclesiásticas, de juicios y sanciones a curas pelotaris por jugar sin sotana, por apostar, por jugar en público o por hacerlo con legos». Con sonido y movimiento Antes de escribir “La increíble historia de la pelota vasca”, el autor consideró que era fundamental no solo contar esa historia, sino cómo contarla, y por ello dio especial importancia a la maquetación, la fotografía, las ilustraciones y el diseño, destacando el trabajo de Beatriz Menéndez. Pero quizás lo más llamativo que recoge este libro es que incluye sonido y movimiento. El propio Santiago Lesmes lo explica: «Contraté a un sonidista para grabar sonidos de pelota. Hemos ido al Labrit, hemos grabado a corredores de apuestas y a un xaxari de laxoa. Los xaxaris eran los antiguos jueces de las plazas de pelota, y todavía subsisten en las antiguas modalidades. Cuando cantan el tanto y el marcador, lo hacen al modo de los bertsolaris. Es una monodia preciosa, maravillosa. También hemos grabado el Angelus, que aún se sigue cantando a las doce del mediodía en los partidos de pasaka, laxoa y rebote». Junto a ello, hay una grabación preciosa de la plaza de pelota de Sara en fiestas, en la que se oye un partido de pelota y van saliendo los ioaldunak, tamborileros y otros personajes festivos. El sonido ha sido incorporado a través de códigos QR que se pueden leer con el móvil para escuchar las grabaciones. Otra de las curiosidades del libro fue aportada por Diego Agudo Pinilla, que hizo un cortometraje de animación sobre Juan Martínez de Irujo. En la parte inferior derecha del libro se han colocado más de cien dibujos del de Ibero, de forma que, pasando las páginas rápidamente, se recrea el movimiento una jugada de este campeón.