El reconfinamiento se estrena en Europa con mucha preocupación
Estaba claro que la desescalada no iba a concluir en un regreso a la normalidad tal como la conocíamos por estos lares antes de la llegada del nuevo coronavirus. No obstante, no serían muchos quienes esperasen que fuéramos a utilizar tan pronto términos como «reconfinamiento» o «reescalada».
Pero es lo que hay: en distintos puntos de Europa se está volviendo al confinamiento, más o menos territorialmente extenso y más o menos duro en cuanto a restricciones de derechos fundamentales.
¿Se imaginan que Gasteiz regresase a la situación en la que se hallaba a mediados de abril? Pues así se encuentran, más o menos, desde ayer las más de 360.000 personas que residen en el condado de Gütersloh, en el oeste de Alemania. Es decir, una población mayor que la del conjunto de Araba distribuida en un territorio de casi 1.000 kilómetros cuadrados.
«Por primera vez en Renania del Norte-Westfalia, y en el conjunto de Alemania, volvemos en todo un cantón a las medidas que se aplicaban hace unas semanas», indicó Armin Laschet, el ministro presidente del land más poblado e industrial del país, durante una conferencia de prensa en Düsseldorf.
Alemania, con unos datos muchos mejores que el resto de grandes Estados europeos –especialmente en cuanto a mortalidad–, comenzó un desconfinamiento gradual a principios de mayo. Ahora, en Gütersloh, donde el brote focalizado en una gran empresa cárnica ha provocado más de 1.500 casos, se han limitado de nuevo los desplazamientos y las actividades para intentar contener la propagación del virus.
Cierre de bares, cines, museos, gimnasios, piscinas... se suman a la limitación estricta de contactos entre personas al núcleo familiar u otras formas de convivencia en un hogar y a la prohibición de actividades de ocio en espacios cerrados.
Medidas drásticas que, en principio, durarán hasta el 30 de junio y que se anunciaron a diez días del inicio de las vacaciones escolares en este land, pero que, según señalaba AFP, han sido acogidas con alivio por mucha gente y, para algunos, las autoridades debían haber reaccionado mucho antes.
El gran matadero de Tönnies
Y es que buena parte de la población alemana no sale de su asombro desde que la pasada semana se detectara un importante foco de infección del covid-19 en el matadero de Tönnies, ubicado en Gütersloh.
Esta empresa emplea a 6.700 personas, muchas procedentes de Bulgaria y Rumanía, que se alojan en bloques de pisos con cierto grado de hacinamiento.
La noche del lunes pasado, las autoridades locales informaron de que 1.553 personas estaban contagiadas con el covid-19 en todo el cantón. Unas 7.000 fueron puestas en cuarentena, 21 hospitalizadas y 6 en la UCI.
Todos los empleados del grupo empresarial, que tiene una cifra de negocios anual de 6.600 millones de euros y exporta un 50% de su producción, han quedado bajo cuarentena.
Las cadenas de televisión han difundido imágenes de personas identificadas como empleados del matadero esperando, detrás de vallas de metal colocadas cerca de los portales, a recibir víveres, labor que realizan efectivos de Cruz Roja y del Ejército, encargados también de realizar los test.
Pocas horas después de que se anunciara el confinamiento de Gütersloh, las autoridades regionales extendieron las medidas al vecino cantón de Warendorf, que alberga a unos 280.000 habitantes, también para un periodo de siete días.
Toda la región de Lisboa
Una población mucho mayor es la que está afectada por las medidas decretadas por el Gobierno portugués esta misma semana: cerca de 1,4 millones de habitantes son los que suman los municipios de Lisboa, Sintra, Odivelas, Amadora y Loures, que seguirán en estado de alarma más allá de la fecha de hoy, cuando el Consejo de Ministros portugués tiene previsto levantar el confinamiento en el conjunto del país.
El área metropolitana de la capital lusa volverá a ver limitado a diez el máximo de personas autorizadas a reunirse –el límite se había elevado a 20–, además de aumentar los controles y restricciones sobre bares, cafés y comercios, que deben cerrar a las 20.00. A los restaurantes sí se les permitirá dar cenas.
El primer ministro, António Costa, anunció el lunes la reimplantación de medidas de confinamiento en la región lisboeta con el fin de frenar la propagación del covid-19 tras la alarma creada por el aumento de casos y por la proliferación de fiestas ilegales en las que se congregaron cientos de jóvenes. Por eso se ha suspendido la venta de bebidas en las áreas de servicio para evitar «botellones» en la vía pública y se exigirá un mayor control de las medidas de seguridad en centros comerciales.
Costa indicó que la situación es preocupante en quince localidades de la región. El Gobierno señaló que actuará de forma proporcional, subrayando la importancia de prevenir y de «reaccionar rápidamente».
En las últimas jornadas, la región de Lisboa y Valle del Tajo registró un número significativo de casos; el domingo, hasta un 63% de los nuevos contagios de todo el país. Portugal, que tuvo un buen inicio en el control de la epidemia y suma hasta el momento 1.534 fallecidos y 39.400 casos de covid-19, registró en los últimos siete días 2.401 nuevos contagios.
Tres comarcas de Huesca
Más cerca de Euskal Herria, en la vecina provincia de Huesca, se ha producido otra vuelta atrás, en este caso a la fase 2 del plan de desescalada diseñado por el Ejecutivo español.
La medida afecta a La Llitera (cerca de 19.000 habitantes y capital en Binéfar), Baix Cinca (15.033 habitantes, Fraga), y Cinca Meya, (17.000, Monzón).
Estas tres comarcas aragonesas se han visto afectadas por un brote de covid-19 detectado en la empresa frutícola de La Espesa, en la localidad de Zaidín.
En apenas tres días, personal sanitario ha realizado unas 700 pruebas de diagnóstico PCR, entre ellas las realizadas a cerca de 180 trabajadores de La Espesa. A la espera de todos los resultados, hasta ayer se habían contabilizado 78 contagiados.
Resta por ver si estos «ensayos» –sobre todo el de Alemania, por el elevado número de contagios a partir de un solo foco– dan la razón a quienes apostaron a que no será necesario un nuevo confinamiento generalizado o si, por el contrario, tenemos que revivir el mítico castigo de Sísifo: escalar, desescalar, volver a subir la cuesta... hasta hallar la vacuna en el camino.
Sudáfrica, que ya ha superado los 100.000 contagios, participa en el ensayo de la posible vacuna de la Universidad de Oxford
Sudáfrica anunció ayer el comienzo de un ensayo en el país de la posible vacuna contra el covid-19 desarrollada por científicos de la Universidad de Oxford –una de las más prometedoras y avanzadas hasta la fecha–, lo que supone la primera iniciativa de este tipo en el continente africano. Los ensayos comenzarán esta semana en la provincia de Gauteng, donde se ubican Johannesburgo y Pretoria.
El estudio incluirá a unos 2.000 habitantes de este país que acaba de superar el umbral de los 100.000 casos de coronavirus, con casi 2.000 fallecimientos, y que es, por mucho, el más golpeado por el covid-19 en África.
Entre los participantes se incluirá a medio centenar de personas que conviven con el VIH, el virus causante del sida.GARA