Posiciona-mientos
No son los mejores tiempos para recintos deportivos cerrados como los gimnasios y entre ellos los ‘climbing gyms’, más comúnmente conocidos como rocódromos entre nosotros, algunos considerados el lugar perfecto para la expansión de una pandemia. Millares de ellos repartidos por todo el mundo, desde el más alejado suburbio de la gran ciudad al asentamiento de Phortse a 3.800m, en las faldas del Everest. Acogen multitud de escaladores entrenando y amantes de este ejercicio sin ninguna pretensión de acercarse a paredes de escalada reales. Veo el más alto rocódromo del mundo, 80m, situado en el exterior de la planta energética CopenHill, de Copenhague, la cual sostiene una empinada pista de esquí sobre material plástico. La empresa búlgara Walltopia, considerada la mayor empresa del mundo constructora de rocódromos, es la creadora de dicho muro. Una característica no habitual entre empresas de cierta envergadura es que Walltopia apoya económicamente desde 2018 la Sofia Pride, en la capital Sofía, fiesta y desfile de la comunidad LGBTQI (la mayor empresa de Bulgaria que se significa en este tema), este año reducida por la Covid-19 a eventos concretos menos masivos. La noche del 3 de julio cuatro individuos rocían con líquido inflamable los 21m de bandera arco iris que se despliega a lo largo de la fachada de la empresa y le prenden fuego. También símbolo de nuestro tiempo.