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Pelota

La dos caras de la misma moneda

La seguridad y entendimiento de Altuna-Imaz deja sin margen de mejora a unos Urrutikoetxea-Irribarria que no levantan cabeza.


URRUTIK.-IRRIBAR. 10

ALTUNA III-IMAZ 22


Los cuatro puntos que, disputadas seis jornadas, separan a Altuna III-Imaz de Urrutikoetxea-Irribarria quedaron en evidencia en el estelar de ayer en Bera, no ya solo en juego, que también, sino en la dinámica de una pareja guipuzcoana que se compenetra a la perfección y sabe lo que tiene que hacer en cancha en todo momento, con lo que llegar a 22 se ha convertido en una especie de rutina, y el binomio formado por dos delanteros, dos campeones manomanistas, que siguen sin encontrar su sitio y a los que ganar les sigue quedando muy lejos.

Con las fuerzas tan igualadas, cualquier detalle se convierte en socavón y así un par de pelotas en las que los de rojo no se entendieron, un error de esos que dejan en evidencia que a Irribarria todavía le quedan horas de vuelo por cumplir para ser un zaguero de primera y un buen par de remates de Jokin Altuna, dejaron en nada el prometedor de arranque del de Arama.

Comenzó fuerte el vigente campeón en toda la cancha, pegando buenos zurdazos y mostrando cierta mejoría respecto a su última actuación en Zarautz. Enfrente no había un Albisu que le hiciera recular, pero sí que el oiartzuarra le buscaba las cosquillas a base de arrimar la pelota a pared izquierda. Para colmo, Ander Imaz sí que está acostumbrado a fajarse en esas batallas y estuvo en su salsa, como en esa pelota que logró llevar de botivolea, con los aficionados sentados en la fila del rebote encima.

Cada uno en su sitio

Esa fue una de las grandes diferencias en el partido de ayer, en que mientras en una combinación, Altuna e Imaz supieron en todo momento lo que el partido les exigía, hicieron eso tan complicado que decimos «sumar como pareja», Urrutikoetxea e Irribarria siguen sin poder definir su hoja de ruta.

En un partido en el que reparto de errores estuvo, más o menos, equilibrado y comenzó con cierta igualdad en el marcador, al menos hasta el 4-7, la diferencia se hizo enorme en los cuadros de adelante, tanto en ataque como en defensa.

Y es que, mientras un Altuna fresco aderezó su innegociable voluntad con dosis de su magia rematadora, hoy por hoy, Mikel Urrutikoetxea no está en condiciones de ofrecer a su zaguero la colaboración que éste necesita para rendir a este nivel. Los problemas físicos y el cambio de posición han desdibujado al de Zaratamo, que ayer solo pudo acabar dos tantos en juego.

El experimento no funciona y la tristeza se han instalado en una pareja que necesita, alimentarse, cuanto antes, con el primer triunfo.