Arturo Puente
Periodista
JOPUNTUA

No era tecnología, era explotación

Desde que el capitalismo puso puertas al campo (literalmente) en el siglo XVIII, el progreso humano se ha medido en términos de producción y precio. Explican los manuales clásicos de economía que la competencia es positiva porque tiende a tirar hacia abajo de los precios, esto es, a reducir los costes de producción de forma positiva para el consumidor y, al final, para el conjunto de la sociedad.

Esto es cierto solo en parte. Sí, producir más bienes y servicios es bueno para todos, y ofrecerlos a un precio menor en principio nos hace más ricos como sociedad. Pero la clave está en qué costes se reducen y por qué. Volvamos a los ejemplos de libro. Cuando la máquina de vapor fue inventada e introducida en el telar de pronto se pudo producir más ropa a menor precio, por lo que amplias capas de la población pudieron beneficiarse y vestir mejor.

Esto es lo que los autodenominados liberales decían que había ocurrido con empresas como Uber o Glovo y toda la nueva economía de la app. Según ese credo, estas empresas reducían costes gracias a su uso innovador de la tecnología, dejando obsoletos sectores como el taxi, que «no había sabido adaptarse» o era «de otro siglo». La «economía colaborativa» hacía mejor y más barato el servicio, y no agradecerlo era ser un troglodita resentido.

Pero esta semana el pastel se ha descubierto cuando Uber ha amenazado con marcharse de California si la justicia de aquel Estado acaba cumpliendo su amenaza y le obliga a contratar a sus conductores. Vaya, vaya. Resulta que si la empresa tiene que tratar a sus trabajadores como trabajadores, ya no salen los números. La ventaja competitiva no era un uso innovador de la tecnología, como repetían, sino la simple explotación.

Uber no reventaba el precio por haber descubierto la máquina de vapor sino por haber descubierto cómo vulnerar la legislación laboral. En vez de enriquecer a la sociedad con avances e inventos, nos empobrecían a todos. Si a estos ‘‘liberales’’ los pillan los que con inmenso esfuerzo consiguieron mecanizar el telar, los corren a gorrazos por parásitos.