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JOPUNTUA

Carta pública a los extraterrestres


Estimados extraterrestres: Ya he perdido la cuenta de las cartas que les llevo escritas sin que sus galácticas naves espaciales complazcan mis ruegos y, felizmente, nos invadan.

Les reitero que en absoluto objeto su repugnante viscosidad, repulsivas escamas o cualquier otro asqueroso rasgo alienígena que tengan porque conozco demasiados humanos con mejores apariencias y, sin embargo, mucho más nauseabundos.

Y también les he dejado claro en anteriores cartas que ni siquiera tendrían necesidad de disimular sus peores intenciones con floridos discursos porque aquí tenemos tantos siglos de ejercicio en esa hipócrita costumbre que algunos ya la tienen por oficio, y son, en su ejercicio, virtuosos.

Tampoco necesitan el mandato de alguna organización interestelar o de pretextos que justifiquen sus acciones. Yo mismo puedo ofrecerles las excusas que gusten junto a la confirmación de que ninguna es necesaria dado que nos invaden en defensa propia, sus marcianos actúan en misión de paz, sus bombas son inteligentes y su guerra es humanitaria.

Les he insistido en anteriores cartas que, quien suscribe, se pone a su disposición para lo que consideren sin necesidad de gratificación o comisión alguna, como también les he pedido que su higiénica operación, que bien podría llamarse “Ratas de la Tierra”, la inicien por la Casa Blanca, la Casa de Gobierno de Israel, la sede de la OTAN, las sedes del Banco Mundial, del Fondo Monetario, de Wall Street...

No tengo constancia de que les hayan llegado mis anteriores cartas, tampoco la certeza de que les llegue esta, pero la verdad es que tampoco importa. Por ello me he animado a escribirla. Tal vez, cuando llegue esta carta a sus antenas ya no haya vida «inteligente» en el planeta. La madre naturaleza, inexorable, no negocia y, a este paso, los humanos no van a necesitar vuestra ayuda para irse a la mierda. Solo su ambición es más grande que su estupidez.

(Preso politikoak aske)