EDITORIALA
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El pasado nazi de grandes corporaciones capitalistas

La corporación Continental, segundo proveedor mundial de la industria del automóvil, abrió sus archivos a los historiadores para que analizaran sus relaciones con el nazismo. Lo que han encontrado allí no es nada edificante. Durante los años 30 y 40 del pasado siglo la compañía no solo se convirtió en un pilar fundamental de la industria de guerra nazi sino que además utilizó mano de obra forzada y en muchos casos hasta prisioneros de los campos de concentración. En sus instalaciones trabajaron cerca de 10.000 personas en condiciones inhumanas. A pesar de la responsabilidad directa en los crímenes cometidos durante el nazismo, solo dos directivos fueron juzgados. Siempre aparece alguna justificación oportuna para no investigar esa clase de crímenes. Entonces fue que la prioridad era la reconstrucción en un momento en que la Guerra Fría comenzaba en Europa.

Resulta llamativo el extraordinario empeño que las grandes corporaciones capitalistas ponen en defender con vehemencia los principios del liberalismo: el libre mercado, la propiedad privada, los derechos individuales, la democracia, en definitiva, la sociedad abierta que teorizaron Bergson y Popper. Sin embargo, a la menor oportunidad de acrecentar sus beneficios empresariales, no dudan en abandonar todos sus principios y aprovecharse de la mano de obra cautiva y sin derechos, de explotar a la gente sin límite. En la Alemania nazi no solo fueron grandes corporaciones locales las que se beneficiaron de la barbarie, sino que otras multinacionales, sobre todo estadounidenses –como Ford, General Motors, Standard Oil o IBM–, también mantuvieron su producción en Alemania y se aprovecharon de las facilidades que ofrecía Hitler.

Han tenido que pasar ochenta años para que se empiece a iluminar aquel horrible periodo que sirvió a muchas empresas para convertirse en grandes emporios capitalistas gracias al trabajo esclavo. Tarde es ya para las reparaciones, pero no para la verdad, la justicia y la no repetición.