El jeltzale y presidente de Confebask, Eduardo Zubiaurre, dice que los actuales tiempos de pandemia son malos para la economía de Euskadi y los que vienen, aún serán peores. Por eso resulta necesaria e imprescindible una mayor «flexibilización salarial» (curioso y caprichoso concepto de la patronal este de «flexibilidad», porque cuando se aplica a las horas de producción exigidas a los trabajadores es siempre al alza y, sin embargo, cuando es referido a los salarios siempre resulta a la baja).

En economía de mercado hasta las leyes de la física aplicadas a un mismo sujeto son relativas. Sabido es, porque así lo repiten, que si se rebaja el coste salarial a las empresas, estas ganan en competitividad,

Y de eso se trata, de ser competitivas. ¿Porque así los amos tienen más beneficios económicos? En absoluto, únicamente pensando en la satisfacción de los trabajadores por el orgullo de saber que la empresa es competitiva gracias a ellos. Dar sentido a la vida de sus trabajadores es el motivo que mueve a la patronal.

La plácida vida del mundo del trabajo puede llevar a equívoco de hacer pensar a los asalariados que hay épocas de bonanza y otras de tempesta. Nada de eso, el ínclito Zubiaurre en cada una de sus intervenciones, desde que tiene uso de razón empresarial, ha alertado de la necesidad de bajar los salarios por la situación, lo hizo como presidente de Adegi en 2011, 2012, 2014, 2016…

Vive Eduardo en un continuo sobresalto por los excesivos salarios que paga el Capital a los que lo producen. Su amanuense, la inefable Arantxa Tapia, propone una solución: «bajar los costes salariales y ese dinero dedicarlo a la formación de los trabajadores». O sea que, a pesar de no estar formados, nos pagan en exceso. Qué generosidad la de los amos.

Es curioso que la masa salarial siempre resulte un coste para la competitividad de la empresa mientras que los beneficios obtenidos por los dueños no son coste sino reparto.

Aquella pintada de «Mata a un rico. Aunque tú no sepas por qué, él si lo sabe». ¿Qué querría decir?