Biden se veía ganador y Trump rumiaba su derrota
El avance en el recuento del voto por correo y anticipado en EEUU arrojaba datos cada vez más favorables a Joe Biden, al tiempo que Donald Trump rebajaba su tono aunque seguía deslegitimando el proceso. A la espera del escrutinio en Pensylvania, Arizona y Nevada, cada vez más azules, Georgia anunció un nuevo recuento ante lo ajustado del resultado.
Estados Unidos se encaminaba al cierre de esta edición a su cuarta noche de escrutinio sin que se conociera todavía al ganador de las elecciones presidenciales y con todas las miradas puestas sobre Pensylvania, donde Joe Biden tomó la delantera e iba aumentando por minutos su ventaja sobre Donald Trump a medida que avanzaba el recuento. Biden tenía 253 votos (264 si se confirma que gana Arizona, donde mayor ventaja tenía a punto de concluir el escrutinio) y debe alcanzar los 270 para hacerse con la Presidencia. Trump suma 217 (incluidos, de facto, los 3 de Alaska).
El demócrata, a un paso de la Casa Blanca, y anunció una comparencia, junto a Kamala Harris, a las 20.00 hora local (02.00 en Euskal Herria). Su rival republicano, aunque rebajó ligeramente el tono de los días previos, continuó deslegitimando el proceso.
Biden llevaba unos 14.000 votos de ventaja sobre Trump en Pensylvania (20 votos electorales), donde quedaban papeletas por contar sobre todo en las áreas de Filadelfia y Pittsburgh. Si la tendencia se mantenía, el demócrata ganaría ese estado, lo que le daría la victoria al margen de lo que sucediera en el resto donde el recuento seguía.
También Arizona, Nevada y Georgia eran cada vez más azules. Biden lideraba el escrutinio en Arizona (11 votos electorales), con más de 40.000 papeletas; en Nevada (6 votos electorales), con 20.000 sufragios, y en Georgia (16 votos electorales), donde la diferencia era de apenas 1.500, por lo que se realizará un nuevo recuento.
Pese a que sus posibilidades se reducía minuto a minuto, Trump no se daba por vencido. Ya no se reivindicaba ganador, pero seguía cuestionando el proceso electoral y asegurando que peleará los resultados en los tribunales, aunque en su círculo cercano se hablaba ya un traspaso pacífico del poder.
Pese a la rebaja del tono, continuó enturbiando la situación. En una comparecencia pública el jueves, un abatido Trump, cada vez más consciente de que la Casa Blanca se le escapa de los dedos, siguió abonando el terreno para no reconocer un resultado favorable a Biden. En un uso sin precedentes de la sala de prensa presidencial compartió como pruebas para desacreditar a los estados gobernados por demócratas rumores no probados de fraude que circulan por las redes sociales, en un intento de alimentar a la maquinaria de movilización.
Cómo sería la sarta de acusaciones infundadas que lanzó Trump, que algunas de las principales cadenas de televisión, como ABC, CBS y NBC, cortaron al unísono su discurso en horario de máxima audiencia alegando que estaba mintiendo, mientras Fox News, la referencia informativa del Partido Republicano, desmentía sus palabras. “The Washington Post”, “The New York Times” y “Los Ángeles Times” también le desmintieron.
Pero con la actitud de Trump crece el miedo a que se produzcan disturbio en un contexto cada vez más tenso. La Policía de Filadelfia está investigando un supuesto plan para atacar el Centro de Convenciones de Pensylvania, donde se lleva a cabo el escrutinio de votos en la ciudad, tras recibir un aviso sobre un grupo de personas, originarias de Virginia, que se habría trasladado a Pensylvania para llevar a cabo el ataque.
Ayer, varios cientos de simpatizantes de Trump y de Biden se concentraron a las puertas de este lugar. Los primeros para exigir «que se detenga el robo»; los segundos para celebrar anticipadamente la victoria demócrata en Pensylvania.