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KOLABORAZIOA

Foster y el Gobierno Vasco se equivocan


Hoy 8 de noviembre, Día Mundial del Urbanismo, parece adecuado analizar el Proyecto de Ampliación y Reforma del Museo de Bellas Artes de Bilbao redactado por Foster & Partners y el arquitecto Luis Mª Uriarte. Por sus graves afecciones al urbanismo, la arquitectura, al patrimonio y al paisaje merece una crítica no solo profesional sino también social por sus graves consecuencias culturales y repercusiones económicas en la actualidad.

El prestigioso arquitecto Eugenio Aguinaga, autor con Cesar Pelli del Master Plan de Abandoibarra donde se inserta la plaza Euskadi, publicaba el pasado 8 de octubre el artículo Foster se equivoca en un periódico local, "El Correo". En su escrito incide en el despropósito del proyecto que califica, acertadamente, de extravagante, junto con la absurda amputación de la citada y reciente plaza.

Lo que concurre en este proyecto, que no es estratégico como repiten los políticos del sistema, sino que obedece a un propósito económico turístico tramado entre el PNV bizkaitarra y el director del museo para competir con el cercano Guggenheim con una arquitectura espectacular sin importar sus consecuencias de todo tipo. Es preciso un análisis de las ilegalidades del concurso, del jurado y del proyecto ganador, pero nos centrarnos en lo que concierne al Gobierno vasco.

En el jurado figuraba el anterior viceconsejero de Cultura José Ángel María Muñoz, que tuvo que apreciar las evidentes transgresiones que el proyecto causa al Museo y el Parque ambos catalogados al máximo nivel de acuerdo a las bases, al PGOU de Bilbao y la Ley 6/2019, de Patrimonio Cultural Vasco. Ley que se supone conoce además por su condición de historiador del arte y no obstante voto a favor.¿Cómo ejerce su cargo si aprueba agresiones tan evidentes a una arquitectura sobresaliente y protegida? ¿Esto no es prevaricación? ¿Qué sentido tiene su presencia en un jurado para justificar la representatividad protocolaria del Gobierno sin ningún rigor cultural? Su actitud queda enormemente comprometida. ¿Cómo es posible que tras su cese haya sido nombrado asesor de la Consejería después de tanta negligencia?

Tampoco se exime el consejero Bingen Zupiria quien asistió tanto al fallo del concurso (2019/07/23) como a la presentación de la maqueta con una propuesta reformada (2019/12/16) y pudo ver con detenimiento que el proyecto es una brutalidad integral al patrimonio urbanístico, arquitectónico y paisajistico de la villa.

Sobre este asunto la diputada foral de Cultura, Lorea Bilbao compareció en Juntas Generales (2020/09/24) para intentar justificar las ilegalidades del concurso. Negó todo con afirmaciones que suponen un insulto a la inteligencia como: «el voto del arquitecto Luis Fernández Galiano miembro de la fundación Norman Foster no fue necesario para optar por la propuesta de Foster (…) se decidió por unanimidad del jurado al que reconoció ‘solvencia’ y concluyó el proyecto ‘no contraviene legislación alguna’».

Un país que aspira a tener una identidad propia en una Europa plural no puede mostrar esta desidia cultural y vergüenza nacional por culpa de unos dirigentes que comprometen gravemamente la credibilidad de estos cargos y su continuidad en un gobierno que pretenda ser honesto y culto.

Del mismo modo estos dos responsables culturales deben comparecer en sede parlamentaria para dar explicaciones racionales de su irresponsable actitud ante semejante atentado cultural antes de que se emprendan acciones judiciales en legítima defensa del patrimonio cultural vasco..