Biomagia
Alterar el estado de las cosas para que nada cambie, para que todo se reproduzca y nada se transforme. Crear un espectáculo con efectos reales que modifique la propia realidad. Producir intencionadamente o, gestionar securitariamente, situaciones de emergencia que faciliten la asunción voluntaria por parte de las sociedades de suspensión de derechos, así como la cesión a los Estados de nuestras decisiones sobre cómo podemos o no podemos vivir.
Mantener a las poblaciones en una dinámica de con-des-reconfinamiento para normalizar la excepcionalidad y sumirlas para siempre en el miedo y la incertidumbre, que son las emociones más útiles para manipularnos. Flexibilizar hasta el máximo el mercado laboral. Brindar a las policías para que ejerzan con mayor eficacia sus funciones represivas. Cerrar aún más las cárceles suspendiendo las comunicaciones con el exterior y limitando beneficios penitenciarios… se nos muestran como males inevitables.
Pero al fin, de todo ello, tan solo nos podrá salvar el catecismo neoliberal que de nuevo se aplicará para nuestra redención. Tras las atroces ceremonias de degradación a las que se nos somete, en un futuro cercano, el dios Ciencia, financiado por la industria militar, hermana de la farmacológica, nos anuncia una indulgencia plenaria: la biomagia, el milagro divino de la vacuna que nos salvará de todo mal.
Y tras la llegada de nuestro redentor, continuaremos flotando en el mar de la confusión al que nos han arrojado. Dentro de un tiempo, quienes han organizado, administrado y mercantilizado el desastre, nadaran en la abundancia. El resto zozobraremos o nos ahogaremos en la desesperación y, cuando se desate otra tormenta, de nuevo, nos pondremos en manos de nuestros verdugos para que nos salven.
Posiblemente dentro de un año, estemos ocupados con otra emergencia o alarma social, en otra nueva guerra contra no se sabe que enemigo. Así es el militarismo. Solo se acordarán de esta los allegados de los muertos por la epidemia, el resto, miraremos para otro lado para poder ocuparnos de la nueva inmediatez.