Koldo Campos&hTab;
Escritor
AZKEN PUNTUA

La naturaleza no negocia

No es probable que los ríos vayan a sentarse a conciliar con los arroyos nuevas alternativas a la contaminación y a los cauces secos. Tampoco los rescoldos del incendio indemnizarán al monte, como no imagino a las raíces de los recién talados árboles redactando quejas en pública asamblea.

A las vacas locas la psiquiatría les era tan indiferente como a las aves el ibuprofeno, y no parece probable que esos otros animales llamados «de granja» hayan desarrollado su adicción a la hormona de crecimiento por secuelas psicológicas de pollos maltratadores. No es por prescripción médica que el plástico está en la dieta de las tortugas. El deshielo en los polos no se está produciendo porque el hielo, inconforme con su suerte glacial, haya decidido emigrar en caravana buscando un mejor futuro como cubito en el trago de la barra de un bar. Y el clima no es un funcionario veleidoso, doctorado en cambios y con un máster en arbitrariedad genética.

No creo que la naturaleza tenga nada personal contra el progreso humano, pero apostaría que le importan un carajo los virtuosos y liberales pretextos con los que la «vida inteligente» al mando del naufragio justifica el colapso del planeta. Y la naturaleza, que no necesita mayorías, ni consensos, porque nada tiene que negociar, ni discutir… simplemente, responde.

(Preso politikoak aske)