Empleo público, clave para terminar con el desempleo

El desempleo registrado durante el mes de enero ha aumentado en 2.578 personas en Hego Euskal Herria. Desde cualquier punto de vista, son muchas las personas que han perdido el trabajo que les proporcionaba sustento. Una tragedia en muchos hogares y un auténtico fracaso social. Destaca, además, que la gran mayoría de personas inscritas en los servicios de empleo han sido mujeres, lo que convierte al trabajo remunerado en una importante fuente de desigualdad.

Una perspectiva más general no ofrece datos para el optimismo. Durante el último año, el número de parados ha subido en 20.936 personas, lo que lleva la cifra total de desempleados a cantidades que no son homologables con las de otros países europeos, ni están en sintonía con una economía vasca que tiene una considerable base industrial. Esos datos reflejan algo más que el efecto de la pandemia, algo falla de manera estructural en nuestro país y está relacionado con la precariedad en las relaciones laborales: cualquier mínima variación en la carga de trabajo se resuelve inmediatamente con la rescisión del contrato. Así lo atestiguan los de 83 trabajadores despedidos el lunes de las plantas de PCB de Barakaldo y Sestao, o los 89 del ERE de MTorres o el ERE que anunció ayer Tubacex en sus plantas de Laudio y Amurrio. Esta última compañía, por cierto, está entre las empresas seleccionadas por el Gobierno de Lakua para que reciban fondos europeos. Esos despidos no indican, desde luego, compromiso con el país.

Las cifras del paro suelen provocar una cascada de reacciones similares cada mes, pero suele haber un dato que sospechosamente suele pasar desapercibido: el escaso empleo público en nuestro país. Y es precisamente la cantidad de empleados públicos lo que suele marcar la diferencia entre los países con altas y bajas tasa de paro. Allí donde existe un compromiso con el empleo público las tasa de paro suelen ser bajas y los servicios públicos buenos. Una dirección en la que hay mucho donde mejorar.