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WASHINGTON

Empieza el segundo juicio a Trump que el Senado quiere acabar rápido

El Senado de EEUU comenzó el segundo juicio político contra Donald Trump, el primero al que se somete a un expresidente, en una sesión en la que decidió sobre la constitucionalidad del proceso. La defensa de Trump opone su denuncia de una «acusación absurda» a las evidencias «contundentes» que esgrimen la acusación de que Trump incitó a sus seguidores a asaltar el Capitolio. Demócratas y republicanos coinciden en querer acabar rápido este juicio.

Menos de tres semanas después de salir de la Casa Blanca, Donald Trump vuelve acaparar la atención política, con la apertura en el Senado de un juicio por «incitación a la insurrección» en el asalto al Capitolio.

El juicio se abrió ayer en el mismo hemiciclo donde los manifestantes pro-Trump irrumpieron el 6 de enero por lo que los 100 senadores que actúan como jurado son a la vez testigos y víctimas del ataque. Las imágenes de esos momentos y el discurso de Trump a sus seguidores ocupan un papel central en la acusación. De hecho, el senador Jamie Raskin proyectó en su intervención una película sobre los sucesos.

Hay pocas dudas de que el multimillonario será absuelto. La Constitución requiere una mayoría de dos tercios para un veredicto de culpabilidad. A pesar de que senadores republicanos han criticado duramente su papel, parece poco probable que 17 unan sus voces a las de los 50 demócratas para condenar a un Trump todavía muy popular entre su base.

Sin embargo, una cosa une a ambos partidos: todos quieren acabar rápido, y la votación final podría tener lugar a principios de la próxima semana.

Los republicanos no quieren detenerse en un asunto que divide sus filas; los demócratas quieren que el Senado pueda volver a centrarse rápidamente en aprobar los candidatos y las leyes de Joe Biden.

Presentándose como un «unificador» de un país dividido, el presidente se cuida de mantenerse alejado del proceso. Biden «no pasará mucho tiempo viendo las audiencias, si es que lo hace», afirmó la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki. Tanto la acusación como la defensa tienen 16 horas durante dos días para presentar su caso. El debate que se abrió ayer abordó la constitucionalidad del juicio –el principal argumento de la defensa del expresidente–. Los abogados de Trump, David Schoen y Bruce Castor, consideraron «absurdo e inconstitucional llevar a cabo un juicio político contra un ciudadano particular», un argumento repetido por muchos republicanos que buscan así una forma de oponerse a la condena de Trump sin tener que emitir un juicio sobre su conducta, a fin de evitar incomodar a los partidarios del presidente y, a la vez, no tener que justificar su «comportamiento obviamente despreciable, antipatriótico y antidemocrático», en palabras del líder de la mayoría demócrata, Chuck Schumer.

Esta es la primera vez que se juzga a un expresidente de EEUU en un juicio político y Trump se convierte además en el primero en ser procesado dos veces, tras su absolución a principios de 2020.

En su argumento los «fiscales» demócratas citaron «pruebas abrumadoras» de la culpabilidad del magnate, responsable de «la peor violación de la Constitución jamás cometida por un presidente estadounidense». «Encendió la llama de la violencia y la arrojó al polvorín que llevaba meses creando», acusaron. Recuerdan los meses que pasó negando su derrota electoral y denunciando, contra toda evidencia, un fraude masivo. Y su largo discurso a los miles de simpatizantes cuando los electos estaban reunidos para confirmar el resultado electoral. «Nunca recuperarás nuestro país siendo débil. Debes mostrar fuerza», «Luchad como de demonios» animó a la multitud enardecida frente a la Casa Blanca, antes de llamarles a ir al Capitolio a hacer «oír tu voz»

Para sus abogados, «el presidente Trump no instó a nadie a cometer actos ilegales» y afirmar que podría ser responsable de la violencia de un «pequeño grupo de delincuentes» es «simplemente absurdo».

Absoluciones y una dimisión en los casos precedentes

Hasta ahora ninguno de los juicios políticos contra presidentes de EEUU ha prosperado. Andrew Johnson fue señalado por cesar en 1867 a su entonces secretario de Guerra, Edward Stanton, sin la autorización del Senado que exigía la ley. Johnson dio marcha atrás, pero en 1868 terminó de apartar a Stanton por lo que la Cámara de Representantes abrió un juicio por violar la ley y por faltar al respeto al Congreso. El Senado terminó absolviendo a Johson, aunque se quedó a solo un voto de los necesarios para cesarlo. En 1974 la dimisión de Richard Nixon le salvó del juicio en el Senado por obstrucción a la Justicia, aprovechar su posición de poder y desacato al Congreso por el escándalo Watergate y sus reticencias a entregar información. El siguiente episodio llegó en los noventa, cuando la Cámara Baja acusó a Bill Clinton de cometer perjurio y obstrucción a la Justicia en la investigación sobre varios escándalos, entre ellos su relación con Monica Lewinsky, una becaria de la Casa Blanca. Clinton declaró bajo juramento que nunca había mantenido relaciones con ella, lo que se demostró que era falso. Finalmente admitió la relación. Fue absuelto.

El ya expresidente Donald Trump ya salió absuelto en 2020 de un primer proceso por abuso de poder y obstrucción al Congreso, tras conocerse que había presionado al presidente de Ucrania para que investigara a Joe Biden y a su hijo. GARA