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Condenado Sarkozy por corrupción a 3 años de cárcel, pero no irá a prisión

Nicolas Sarkozy se convirtió ayer en el primer expresidente francés condenado a una pena firme de prisión, aunque no ingresará en la cárcel. El Tribunal Correccional de París le sentenció a tres años de prisión, dos de ellos exentos de cumplimiento y el tercero de arresto domiciliario, por corrupción y tráfico de influencias, al considerar probado que hizo uso de su posición para tratar de obtener información sobre una investigación en curso.


El expresidente francés Nicolas Sarkozy fue condenado ayer a tres años de prisión por corrupción y tráfico de influencias en relación al conocido como el «caso de las escuchas», lo que le convierte en el primer exinquilino del Elíseo en ser sentenciado a una pena de cárcel. El Tribunal Correccional de París precisó que dos de esos años de cárcel están exentos de cumplimiento y que el tercer año de prisión firme puede ser conmutado por arresto domiciliario o vigilancia con brazalete electrónico. El expresidente recurrirá la sentencia.

El veredicto es un mazazo para el expresidente, alejado de la primera línea política desde 2016 pero muy respetado entre la derecha francesa, y que ve su influencia deteriorarse por los frentes judiciales, donde tiene tres causas pendientes.

Sarkozy supera a su mentor y antecesor en el cargo, Jacques Chirac, el primero en ser condenado, en 2011, pero nunca a penas de prisión firme y que ni siquiera se sentó en el banquillo de los acusados por su delicado estado de salud.

La Corte condenó, además, a una pena similar al abogado del expresidente, Thierry Herzog, a quien impuso además cinco años de inhabilitación para ejercer la abogacía, y al alto magistrado Gilbert Azibert.

Las penas son algo inferiores a lo que había reclamado la Fiscalía, que pedía dos años de cárcel firmes contra los tres acusados.

«Pacto de corrupción»

Los jueces consideran probado que existió un «pacto de corrupción» para beneficiar los intereses judiciales de Sarkozy, de 66 años, en otras causas abiertas tras su salida del Elíseo en 2012.

Esas actuaciones salieron a la luz en unas conversaciones telefónicas intervenidas por la policía en 2014 entre Sarkozy y su abogado, en la que se desprendía que habían contactado a Azibert, entonces miembro del Tribunal Supremo, para obtener información en otra causa abierta contra el expresidente –el «caso Bettencourt»– a cambio de ayudar al magistrado a lograr un puesto, que nunca consiguió, en Mónaco.

La sentencia recoge la «particular gravedad» del delito cometido por Sarkozy por su condición de exmandatario, que «se sirvió de su cargo y de sus relaciones» para «su interés personal», lo que llena de descrédito un cargo que, por la Constitución, le otorga el poder de equilibrio de la Justicia.

Además, recoge el veredicto, Sarkozy tenía que conocer las infracciones cometidas por su condición de abogado de formación.

El expresidente, que repitió incansablemente durante el juicio que nunca ha cometido «el más mínimo acto de corrupción», escuchó su sentencia en pie y aparentemente impasible.

También fue muy duro contra Herzog, uno de los más reputados abogados de París, y contra Azibert, a quien acusó de «desacreditar una profesión cuya función es básica en la democracia».

Los jueces dictaminaron que hubo un «pacto de corrupción» entre Sarkozy, Herzog y Azibert.

Las penas son inferiores a las que había solicitado la Fiscalía: cuatro años de prisión, dos de ellos firmes, alegando que la imagen presidencial se había visto afectada por este caso que tuvo «efectos devastadores».

Varias causas pendientes, dos por financiación electoral

Nicolas Sarkozy, que gobernó entre 2007 y 2012 y está retirado de la política desde 2016, sigue siendo muy popular en la derecha francesa, pero tiene todavía varias cuentas pendientes ante la Justicia.

El 17 de marzo está previsto que se enfrente a un segundo juicio por el «caso Bygmalion», relativo a la financiación de su campaña para las presidenciales de 2012, y los jueces investigan si la campaña que en 2007 le llevó al Elíseo contó con aportaciones ilegales de Muamar Gadafi. Su nombre aparece también en sumarios ligados a la indemnización al exministro y empresario Bernard Tapie, al encargo de encuestas sin concurso público desde el Elíseo o a la venta de helicópteros a Kazajistán y de armamento a Pakistán. Y en enero, los fiscales abrieron otra investigación sobre presunto tráfico de influencias por sus actividades de asesoramiento en Rusia.

Otra condena por alguno de estos sumarios reactivaría los dos años exentos de cumplimiento de la sentencia de ayer y podrían llevar a prisión a Sarkozy.GARA