Defensa del empleo, de la economía y la soberanía

Araialdea vivió ayer una jornada de paros y movilizaciones en defensa del futuro de la comarca, del empleo y de una vida digna. También fue una jornada de movilización contra la pérdida de puestos de trabajo, especialmente contra los 150 despidos que plantea realizar Tubacex en sus plantas de Amurrio y Laudio, pero también para denunciar la destrucción de empleo por el cierre de empresas, como es el caso de Valvospain en Amurrio, que de consumarse dejará a 79 personas en el paro.

Además de los trabajadores en huelga por los ERTE y los ERE en marcha, las movilizaciones contaron con la participación de trabajadores de otras industrias, de los servicios, del comercio y la hostelería de la comarca. Un claro ejemplo de que la gente entiende que esos puestos de trabajo que se quieren amortizar no son solo de la empresa, pertenecen también a la comarca y su pérdida afecta al resto de actividades productivas y empobrece a conjunto de la economía local. Los puestos de trabajo forman una red en el territorio y están estrechamente unidos con el resto de la malla económica de la comarca. Esto es algo que cualquier tendero, taxista o baserritarra ve claro, pero que los actuales dirigentes políticos continúan sin comprender. Por eso ayer Iñigo Urkullu volvió a insistir en las salidas no traumáticas, en minimizar los despidos, pactando prejubilaciones o salidas incentivadas. Acuerdos de esa clase mejoran las condiciones de salida de algunos trabajadores, pero lo que no evitan es que la empresa liquide esos puestos de trabajo y la economía de la comarca los pierda.

Una amarga lección que ha dejado la pandemia es que una estructura productiva propia, una industria y unos puestos de trabajo cualificados permiten reaccionar ante las adversidades sin quedar a expensas de lo que decidan terceros, reforzando la soberanía del país. Una lección que Lakua debería explicar a todas esas empresas que están aprovechando para seguir destruyendo empleo de calidad.