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El nuevo primer ministro libio asume el cargo con el reto de la unidad


El nuevo primer ministro libio, Abdelhamid Dbeibah, juró ayer su cargo, un mes después de su designación a través de un proceso político auspiciado por las Naciones Unidas y cuyo objetivo principal será llevar al país, sumido en una grave crisis y en manos de varias milicias armadas, a unas elecciones el próximo 24 de diciembre.

La ceremonia, celebrada en la sede provisional del Consejo de Diputados –parlamento del este instalado en 2014 en Tobruk– contó con una importante presencia diplomática.

Dbeibah, designado jefe de Gobierno interino el pasado 5 de febrero, prometió «preservar la unidad, la seguridad e integridad» de un país sumido en el caos tras una década de violencia tras la intervención militar lanzada bajo el paraguas de la OTAN que derrocó a Muammar Gaddafi.

Su reto será cohesionar la frágil reconciliación política, unificar instituciones y garantizar la continuidad del alto el fuego negociado por Rusia y Turquía.

Dbeibah, originario de la ciudad de Misrata, hizo su fortuna en el sector de la construcción y ocupó puestos de responsabilidad con Gaddafi, Conocido por su cercanía con Turquía, su nombramiento ha estado rodeado de sospechas de soborno.

El GNU sustituye a dos gobiernos: el Gobierno de Acuerdo Nacional de Trípoli, y el Ejecutivo del este del país que tutela el mariscal Jalifa Hafter, cada uno con apoyos de diferentes potencias.

Con una población empobrecida y servicios e infraestructuras fallidas, el nuevo Ejecutivo debería gestionar además la salida de 20.000 mercenarios y combatientes extranjeros.