En el poder desde 2010, el primer ministro de Países Bajos, el liberal-conservador Mark Rutte, afrontará un cuarto mandato en un Parlamento aún más atomizado, ante el que se presentan complejas negociaciones entre varios grupos, después de que 17 partidos se hayan hecho hueco en la Cámara, más de lo que proyectaban las encuestas. Los neerlandeses concluyeron ayer los tres días de votación de las legislativas que se presentaron como un plebiscito sobre la gestión de la crisis sanitaria por parte del actual Gobierno y que han arrinconado otros temas como la inmigración, que había dominado las elecciones anteriores.

El Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) de Rutte podrá liderar un nuevo Ejecutivo de coalición, y los sondeos a pie de urna auguraban un aumento de los apoyos y hasta 35 escaños en el Parlamento.

Rutte había excluido de la negociación al PVV (Partido de la Libertad) del islamófobo Geert Wilders. Esta formación perderá, según los sondeos a pie de urna, su segundo puesto en el Legislativo, superado por los social-liberales de D66, la fuerza que más ha ganado respecto a los anteriores comicios y que podría alcanzar los 27 escaños.

Liderado por la ministra de Cooperación Exterior, Sigrid Kaag, el D66 ha obtenido ocho escaños más. Wilders perdería tres escaños, pasando a tener 17, y en cuarto lugar quedarían los democristianos de CDA, el «socio natural» de Rutte, con 14 escaños, cinco menos.

La izquierda verde GroenLinks y el Partido Socialista también perderían representación y ambos pasarían de catorce a ocho escaños, mientras que los socialdemócratas PvdA se quedarían igual, con nueve diputados.

Unión Cristiana, socio de la actual coalición saliente (junto a VVD, CDA y D66), perdería un escaño y se quedaría con cuatro.

Cuatro nuevos partidos lograrían irrumpir en el Parlamento neerlandés, entre ellos la ultraderecha JA21, el partido proeuropeo Volt, el grupo de los granjeros BBB y el antirracista BIJ1.

«La pregunta principal en estas elecciones es quién puede liderar mejor a este país a través de la crisis del coronavirus», afirmó Rutte al acudir a votar.

Apodado el primer ministro «teflón» por su capacidad para salir ileso de las crisis políticas, Rutte se vio obligado a dimitir en enero después de que miles de padres fueran acusados injustamente de fraude en subsidios familiares.