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La escalada yihadista provoca un éxodo de civiles en Mozambique

El ataque yihadista asumido por el Estado Islámico contra la ciudad de Palma ha supuesto un punto de inflexión en la creciente violencia yihadista y en la crisis humanitaria que padece esta región de Mozambique desde 2017. Miles de personas han huido y buscan refugio.

Tras el ataque yihadista que dejó decenas de muertos en el noreste de Mozambique, miles de supervivientes deambulaban ayer por los alrededores de la ciudad de Palma. Buscaban a sus seres queridos, un refugio o un vehículo para salir del infierno en que se convirtió la ciudad.

Casi una semana después del lanzamiento del ataque, miles de personas se reunieron en las costas o frente la planta de gas del grupo francés Total, en la península de Afungi, con la esperanza de encontrar refugio en una instalación protegida por su equipo de seguridad y el Ejército mozambiqueño. El megaproyecto multimillonario se encuentra a solo diez kilómetros de la ciudad objeto del ataque.

El 24 de marzo, grupos armados atacaron la ciudad, matando a decenas de civiles, policías y soldados, y finalmente la urbe cayó en sus manos durante la noche de viernes. El asalto, cuidadosamente planeado y reivindicado por el Estado Islámico (ISIS), comenzó poco después de que un cargamento de alimentos aterrizara en la ciudad.

Los grupos armados yihadistas, conocidos como Al-Shabab (sin relación con los del mismo nombre en Somalia), han devastado esta región fronteriza con Tanzania durante más de tres años, quemando pueblos enteros y causando miles de muertes y el desplazamiento de casi 700.000 personas.

Pero el ataque de esta semana, con la captura de una ciudad, supone un punto de inflexión en la creciente amenaza yihadista en Mozambique y en el agravamiento de la crisis humanitaria que padece.

Sin recursos, miles de personas huyeron a pie, recorriendo kilómetros a través de la maleza hacia la frontera con Tanzania o hacia campamentos para desplazados internos. Al puerto de Pemba, a más de 200 km al sur, han ido llegado en los últimos días barcos de pesca, ferries o pequeñas canoas con supervivientes rescatados de Palma.

Siguen los disparos

Llegan exhaustos, hambrientos y en estado de shock. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ya reporta al menos 3.360 personas desplazadas del que hace unos años era destino turístico y ahora es descrito como un pueblo fantasma.

«Algunos rebeldes se han ido, pero se cree que otros aún se esconden» en la zona, según Adriano Nuvunga, director de un centro de investigación en Maputo. En Pemba, la capital de la provincia de Cabo Delgado, reina una calma tensa, entre informaciones escasas y confusas, ya que las comunicaciones llevan interrumpidas varios días.

El ISIS aseguró el lunes que tomó el control de Palma después de haber matado a «decenas de miembros de las fuerzas de Mozambique y de cristianos». Aunque algunos medios mozambiqueños aseguraron que el Ejército había recuperado el control de la ciudad, las Fuerzas Armadas daban cuenta ayer de disparos esporádicos.

El Ejército lanzó el lunes una ofensiva con apoyo de empresas militares privadas, entre ellas la sudafricana Dyck Advisor Group. De las más de 110.000 personas que viven en la zona de Palma, el 40% ya había huido de la violencia a otras partes de la provincia, según la ONU, que estima en más de 670.000 personas las que se han visto obligadas a abandonar sus hogares en el país. La ONG Acled había registrado 2.600 muertos antes del último ataque, la mitad de ellos civiles.

Sudáfrica estudia desplazar tropas de apoyo y Portugal envía militares para entrenamiento

Ante la gravedad de la situación y la certeza de que en la zona se encuentran atrapados ciudadanos sudafricanos, el presidente de Suráfrica, Cyril Ramaphosa, convocó una reunión de urgencia para examinar el envío de fuerzas de apoyo al vecino Mozambique.

El Gobierno de Portugal, antigua potencia colonizadora, anunció el martes que enviará 60 militares a para ayudar a las fuerzas mozambiqueñas en tareas de formación y entrenamiento, ante el aumento de la amenaza yihadista en la provincia de Cabo Delgado. El ministro de Exteriores portugués, Augusto Santos Silva, descartó el envío de tropas sobre el terreno para hacer frente a los yihadistas y argumentó que eso solo puede tener lugar a petición del Gobierno de Mozambique, que aún no ha formulado una solicitud.

Las autoridades portuguesas han enviado a la ciudad de Pemba un equipo liderado por el cónsul general en Maputo para atender las necesidades de los ciudadanos del país europeo. También intentan aumentar la cooperación europea con Mozambique en el plano de la seguridad, a través de equipamiento y apoyo al entrenamiento.

El ministro de Defensa de Portugal, Joao Cravinho, planteó en enero la posibilidad de enviar una misión militar de la UE que alivie la crisis de seguridad e hizo hincapié en que los Veintisiete jueguen un papel para mitigar la grave crisis de seguridad y humanitaria.

Portugal ejerce desde enero la Presidencia rotatoria de la UE y ha puesto el foco en aumentar la relación política con África.GARA