GARA Euskal Herriko egunkaria
25 AÑOS DEL CORTE DE LOS CABLES DE ITOITZ
Entrevista
PEIO LUSARRETA, IBAI EDERRA, URKO HERNÁNDEZ Y JULIO VILLANUEVA
INTEGRANTES DE SOLIDARI@S CON ITOITZ

«La AN declaró ilegal el pantano, pero seguían. Abrimos otro frente»

Tal día como hoy, hace 25 años, los integrantes de Solidari@s con Itoitz cortaban con rotaflex unos cables, logrando paralizar las obras de construcción del pantano. GARA se ha reunido con algunos de ellos en la presa del embalse, frente a la ladera en la que llevaron a cabo esa acción.


Quedamos con cuatro de los integrantes de Solidari@s con Itoitz en la presa del embalse. Es un panorama muy diferente al que existía hace 25 años, cuando procedieron a cortar los cables tendidos para las obras del pantano y las paralizaron. Llegan a la cita con una foto pixelada del fallecido Iñaki García Koch que formaba parte de una intervención artística de Santiago Sierra para denunciar la existencia de presos políticos en el Estado español. Y con un fragmento del cable que fue protagonista de la acción.

25 años del corte de los cables. Estamos en el mismo entorno, pero desgraciadamente ha cambiado bastante. ¿Por qué decidieron llevar a cabo esa acción?

IBAI EDERRA: El pantano que nos querían hacer estaba prohibido. No lo podían hacer, era ilegal. Había una lucha de abogados, en el ámbito legal. Nosotros pensábamos que había que abrir un nuevo frente.

Estamos hablando de un contexto en el que la Audiencia Nacional española declaró ilegal el pantano de Itoitz pero pidió una fianza multimillonaria que era inasumible.

I.E.: El pantano seguía adelante. La Audiencia Nacional declaró que el pantano era ilegal, pero para que se paralizasen las obras teníamos que pagar nosotros una indemnización a las empresas que lo estaban construyendo.

PEIO LUSARRETA: Lo que en principio era una muy buena noticia, porque daban la razón a la oposición al pantano, no valió para nada por lo de la fianza. Eso fue una burla, hacer trampa. Sabían que no se podía pagar. Eso es lo que pasó, mientras a muchos políticos se les llenaba la boca de democracia.

En esa época, en Nafarroa, el mensaje que lanzaban las instituciones era que el pantano se iba a hacer sí o sí.

P.L.: Nosotros siempre planteamos la acción como algo que iba a evitar un daño y un mal muchísimo mayor. En ese sentido, la afección quedaba clara: desaparecían tres reservas naturales y nueve pueblos, otros seis resultaban afectados. La afección socioeconómica en el valle y en Nafarroa era tremenda.

I.E: Antes de cortar los cables ya hicimos bastantes acciones, pero eran más propagandísticas. No paralizaban realmente las obras.

URKO HERNÁNDEZ: Siempre quisimos hacer una acción pública, sin ocultar nada, porque nosotros no estábamos haciendo nada ilegal. Desde el principio, miramos que toda nuestra acción cumpliera la legalidad o que no supusiera cometer un delito grave. Siempre fue todo muy público. Es más, fuimos con la prensa para que saliera todo, nos entregamos… Queríamos que fuera algo limpio, que todo el mundo viera lo que hacíamos porque nosotros no lo considerábamos un sabotaje. Era simplemente paralizar algo que se decía que había que paralizar pero te pedían un dinero.

P.L.: Además de parar las obras, la acción consiguió acabar con la política de hechos consumados. Los impulsores del proyecto, en los últimos años, metían cuanto más dinero mejor para que luego los jueces no se atrevieran a pararlo.

U.H.: Era construir lo máximo posible y lo más rápido posible para que lo que estuviera hecho no se pudiera desmontar. Mientras estaba el tema en los juzgados, metían cada vez más dinero, construyendo más rápido.

Al mismo tiempo, sufrieron una represión bastante cruda.

I.E.: Sufrimos represión en su día y seguimos sufriéndola hoy en día con los embargos que tenemos. Tenemos una deuda con el Estado de dos millones de euros [por la responsabilidad civil]. Por ello, no podemos tener nada. Ni podemos trabajar en un trabajo que cobres más del mínimo porque te lo embargan. Es una consecuencia muy dura, que quizás en su momento sería la que menos pensábamos.

P.L.: Después de 25 años seguimos siendo represaliados políticos. Tenemos las nóminas embargadas.

U.H.: Incluso siendo acciones de carácter público y exponiendo todo lo que hacíamos, se intentó criminalizarnos. Decían que éramos de una organización terrorista, que habíamos cometido un atentado.

I.E: Y nos metieron una condena ejemplarizante, para que a nadie más se le ocurriese hacer algo así. Nos metieron «secuestro», que era lo último que pensábamos que nos iban a meter. Era el máximo que nos podían meter.

Retorcieron la ley hasta el extremo en busca de esa condena ejemplarizante.

I.E: Eso es. Fueron cuatro años de cárcel por «retención ilegal» y diez meses por agresión al guardia jurado.

P.L.:: Fueron detrás de un castigo ejemplarizante, pero no lo tenían fácil porque usamos unas herramientas que eran para trabajar. Ni usamos explosivos ni sustancias inflamables ni nada. ¿Qué es lo que hicieron? Pusieron la atención en la retención de cuatro minutos que tuvimos que hacer al guardia jurado para poder hacer la acción. Con eso y con una jurisprudencia muy antigua, al final, con pinzas, consiguieron meternos «secuestro» y una condena de cuatro años y diez meses.

U.H.: Nosotros, antes empezar una acción, veíamos qué consecuencias podía tener. Si rompemos esto, es tanto; si lo quemamos, tanto… Veíamos cómo se podía hacer sin un gran delito. Consultando con los abogados, nos decían que nos iban a soltar al día siguiente. Luego resulta que nos pidieron quince años de cárcel.

P.L.: En total, fueron 41 años de cárcel los que nos pidieron. Ahí también se vio que el juicio fue político. Se presentaron la Fiscalía y la Abogacía del Estado, la UTE (Unidad Temporal de Empresas), la Plataforma del Agua, el Gobierno navarro…

Convendría recordar qué era la Plataforma del Agua, que en ese momento en Nafarroa jugaba un papel destacado.

J.V.: Fue la forma de legitimar la construcción del pantano de Itoiz. Era una obra que estaba ampliamente contestada por la sociedad navarra, sobre todo en estos valles, y vieron la necesidad de que tenían que movilizar la calle. Fueron a lo fácil, a todas las asociaciones de regantes en la Ribera y Zona Media. Utilizaron tretas como del franquismo, hicieron un par de manifestaciones en Iruñea en las que fletaban autobuses gratis y regalaban la merienda. Crearon, de la noche a la mañana, la Plataforma del Agua. Estaban sindicatos como UGT y CCOO, y la UAGN… Fue una inyección que vino desde arriba. Era una plataforma fantasma para dar el carácter de necesidad al pantano.

Tras la condena, hicieron una gira por Europa para denunciar su situación pero también para dar a conocer qué estaba sucediendo en Itoitz.

J.V: Tenía esos dos objetivos. Por un lado, internacionalizar el conflicto de Itoiz, que ya llevaba muchos años de existencia, pero que en Europa no se conocía. Queríamos establecer lazos con otros grupos de defensa de la tierra a nivel europeo, que se amplificara el conflicto. Por otro lado, también, dar a conocer nuestra situación, la de ocho personas que íbamos a ir a la cárcel. Veíamos que en aquel momento íbamos a ser los primeros presos en defensa de la tierra que iba a haber en Europa.

U.H.: Al estar criminalizados y no poder luchar aquí, veíamos en Europa la salida de poder seguir con la lucha.

Finalmente, algunos tuvieron que pasar por la cárcel.

I.E.: Algunos pasamos y otros no. Estuvimos todos bastante tiempo en busca y captura. Yo estuve seis años. Me pararon en un control y caí. La mayoría no entró en la cárcel, pero Julio, Iñaki [García Koch] y yo sí entramos. Iñaki estuvo tres años y ocho meses, yo también, y Julio tres meses.

J.V.: Yo estuve tres meses porque tuvo la suerte de que hubo un cambio en el Código Penal con respecto a las cuestiones de prescripción de condena. En condenas de menos de cinco años, como era la nuestra, pasó de una prescripción de diez años a cinco. Entonces, lo que hicimos fue reclamar que se contemplara nuestro caso. La Audiencia Provincial de Navarra nos lo denegó en base a argumentación completamente política, diciendo que todavía había alarma social y que no nos habíamos arrepentido. Recurrimos al Supremo y, evidentemente, no tuvo más que aplicar la ley. En ese momento, cuando ya llevaba tres meses en la cárcel, me soltaron.

25 años después, vemos que tenemos un pantano aquí. No se consiguió pararlo, pero ¿cómo valoran lo que hicieron?

I.E.: Ahora, el Gobierno de Navarra, antes de hacer cualquier obra, se lo piensa muy mucho. Y se cubre las espaldas con todas sus legalidades y todas las historias. Y eso es algo que creo que conseguimos nosotros. Saben que si van a hacer cualquier cosa fuera de su legalidad o cualquier barrabasada va a haber gente enfrente, y tienen ese miedo.

J.V.: A nivel estatal, según una lectura que hizo en su momento Ecologistas en Acción, era que había 120 proyectos hidráulicos en el Estado español y que al entrar el PP en el Gobierno hubo un replanteamiento. El PHN lo transformaron. 120 proyectos que estaban en la misma situación que Itoiz no se hicieron. Desgraciadamente, aquí en Navarra seguimos con el pantano de Yesa, que es uno de esos proyectos que no se derogaron. En Navarra, realmente, hemos tenido mala suerte en ese sentido.