Iñaki ALTUNA

AGUSTÍN AZKARATE: UNA FUGA PARA NO SUFRIR NUEVAS TORTURAS

Ha regresado junto a Joseba Sarrionandia a Euskal Herria. Al lado del de Iurreta, su nombre ha quedado un tanto solapado para la opinión pública. Pero su historia y las razones por las que tuvo que exiliarse merecen también un capítulo destacado. Corría 1986.

Agustín Azkarate se vio de un día para otro en manos de la Guardia Civil. Durante su estancia en dependencias policiales, se negó en todo momento a declarar o aportar dato alguno en los interrogatorios a los que fue sometido. Al parecer, las torturas fueron especialmente duras en su caso porque el instituto armado español creía que Azkarate tenía información sensible sobre ETA. Esa es, al menos, la versión que trascendió en su día.

Azkarate había sido detenido por agentes de la Policía francesa el 15 de octubre de 1986 en Hendaia y, por medio del procedimiento administrativo de urgencia, se le entregó a las fuerzas policiales españolas pese a no existir causas o requerimientos internacionales contra él.

De Policía a Policía, y...

Este procedimiento de origen arcaico fue desempolvado por el Gobierno francés para subir un peldaño en su colaboración con Madrid. Los GAL habían hecho su efecto, provocando primero que París transigiera con las deportaciones y extradiciones, y después, a partir del año 1986, con las entregas de Policía a Policía. Durante aquellos años, cientos de refugiados fueron entregados de esta forma, sin ningún tipo de garantía, y en la mayoría de los casos denunciaron salvajes torturas.

El caso de Agustín Azkarate resultó uno de los más destacados. Pasó un total de seis días en manos de la Guardia Civil y, cuando fue llevado ante el juez instructor, este vio conveniente su ingreso en el hospital penitenciario.

Tras declarar únicamente sobre las torturas que había sufrido y al no poder arrancarle la autoinculpación que lo incriminara, Azkarate quedó finalmente en libertad. El temor a que volvieran a detenerle, o incluso a que pudiera ser víctima de algún tipo de secuestro para sufrir más interrogatorios, le llevaron a adoptar la decisión de huir de su hogar, de su país.

Durante todos estos años se le ha situado en Cuba, país del que ha regresado estos días a Euskal Herria, junto con el renombrado escritor y exmiembro de ETA Joseba Sarrionandia.

Hasta su hija

Como les ha ocurrido a tantos otros vascos y vascas, la sombra de la totura y el maltrato no ha dejado de perseguir posteriormente a Azkarate, errenteriarra que en la actualidad cuenta con 69 años. Su hija fue detenida en 2002 y sometida a terribles tormentos, según el testimonio ofrecido por ella misma en un foro celebrado en 2016 en Donostia sobre esta cuestión.

Miren Azkarate solo tenía 18 años cuando se la llevó de casa la Guardia Civil. Según su relato, estuvo cuatro días con un antifaz en los ojos, sin comer, desnuda y rodeada de guardias civiles que gritaban, obligada a masturbar a uno de ellos, notando unos alicates dando vueltas por sus pechos...

Fue víctima del tristemente famoso método de “la bolsa” una y otra vez, hasta llegar a un momento crítico: «Me quedé en un estado en el que sí podía oír, pero no respirar ni moverme. Les escuchaba gritar ‘llamad a una ambulancia’, ‘se nos ha ido la mano’. Y yo pensaba: ‘Pues me he muerto, esto es morirse’». En realidad, en los calabozos del instituto militar Miren Azkarate no deseaba otra cosa, así que que cuando le pusieron una pistola en la mano, se la llevó a la sien y disparó: «No tenía balas; hoy me alegro, entonces me dije ‘mierda’».