Amaia U. LASAGABASTER
DERBI EN IPURUA

Una efectiva Real sentencia el derbi y al Eibar de un solo golpe

Un gol de Isak mediado el primer tiempo permitó a la Real reforzar sus aspiraciones europeas a costa de un Eibar cada vez más cerca de Segunda. El equipo azulgrana, que sólo ha sumado cuatro puntos en las 16 últimas jornadas, ha encajado cinco derrotas consecutivas y se sitúa ya a siete puntos de la 17ª plaza, con sólo cinco jornadas por delante.

EIBAR 0

REAL SOCIEDAD 1


La Real celebra su segunda victoria en cinco días y refuerza sus aspiraciones europeas a costa de un Eibar cada vez más cerca de Segunda.

Ya son 16 las jornadas consecutivas que han saldado los azulgranas sin poder ganar desde aquel triunfo ante el Granada del 3 de enero. 48 puntos en disputa de los que sólo han sumado 4, el último hace ya más de un mes, cuando empataban en San Mamés. Aunque para entonces las evidentes carencias del equipo, junto a su trayectoria descendente, ya le habían convertido en uno de los más claros candidatos al descenso, la familia azulgrana se ilusionó con un posible punto de inflexión. Pero la realidad es tozuda: desde entonces, el Eibar ha encajado cinco derrotas consecutivas, incluyendo las dos más contundentes de la temporada, ha caído al fondo de la clasificación y ha ido viendo cómo sus rivales se alejaban. A cinco jornadas del final, la 17ª plaza se sitúa ya a siete puntos.

Teniendo en cuenta todo eso, la situación, el desánimo, las debilidades de su rival, la Real ya intuía lo que se podía encontrar, así que decidió esperar sin correr riesgos. Y acertó. Porque el Eibar no pareció un equipo que se juega la vida, sino uno que ya la ha perdido. A la inofensividad atacante de los armeros se le une ahora la escasa convicción de un equipo que acumula golpes y a su mala costumbre de agasajar al rival con algún regalo, se le añade el temor del que sabe castigados todos sus errores. Claro que los donostiarras se lo tomaron, quizá, con demasiada tranquilidad.

En dos ocasiones sacó los dientes el Eibar y en ambas, todavía con el marcador a cero, forzó el error defensivo de su rival, primero con una recuperación de Diop junto al área, después con el robo de Kike a Le Normand. Pero mientras Remiro despejó el remate forzado de Bryan en la primera y Pedro León envió el balón a Durango en la segunda, en lo que acabaron siendo las dos únicas llegadas de los locales hasta el descanso, los blanquiazules sólo necesitaron dos intentos para sentenciar el derbi y al Eibar. Vamos, la historia de terror que viven los azulgranas semana tras semana.

El enésimo empujón al abismo se lo pegó Isak. Mediado elprimer tiempo se plantó en el área para rematar un balón que Paulo desvió a córner. Y el saque de esquina lo peinó Normand para que el sueco, totalmente desmarcado, anotara el 0-1.

El mundo se le vino abajo una vez más al Eibar, que además se vio forzado a realizar su primera sustitución unos segundos después por la lesión de Pozo.

El descanso trajo otro cambio. Regresó Expósito tras más de un mes de ausencia, enviando a Pedro León al banquillo y a Recio a esa banda derecha que tantos quebraderos de cabeza le ha dado a José Luis Mendilibar esta temporada. Lo más llamativo es que funcionó, aunque posiblemente se debió más al arrebato de un equipo que quiere marcharse de la manera más digna posible y a la relajación de una Real que pudo verse ganadora antes de lo debido. Y que además vio cómo Isak, que ya había tomado malas decisiones un par de veces en la primera parte, perdonaba lo que debía haber sido la sentencia; un mano a mano con Dmitrovic a los siete minutos de la reanudación, que el guardameta resolvió de forma inmaculada.

No tuvo que lamentarlo el equipo donostiarra porque el gol es el punto más débil de este Eibar. Pero tampoco pudo respirar hasta el pitido final. Mendilibar fue acumulando delanteros y su equipo apretó en busca de ocasiones. Tan claras en algún caso como el triple remate de Expósito, Muto y Bryan a un cuarto de hora del final. O, más aún, la falta directa de Arbilla ya en los últimos minutos, ante la que se tuvo que lucir Remiro.

Pero no se movió el marcador y los puntos acabaron en el bolsillo de una Real feliz aunque, consciente del drama que se vivía en Ipurua, se reservó las celebraciones para el autobús de vuelta.