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Los chilenos confían el cambio a los independientes y a la oposición

La derrota de la derecha en las elecciones constituyentes de Chile de este fin de semana abre la posibilidad de que se acometan cambios profundos en el país a través de la nueva Carta Magna que redactarán los 155 integrantes de la convención elegida en las urnas para este cometido y que deberá dejar atrás la heredada de la dictadura.


La derecha en el poder sufrió este fin de semana una dura derrota en Chile en las históricas elecciones que designaron a los 155 integrantes de la Convención Constitucional, encargada de redactar la nueva Carta Magna, la primera que nace de un proceso democrático provocado por el estallido social de octubre de 2019, que se resolvió con la convocatoria de este proceso constituyente. Las urnas dieron la victoria a los independientes y los opositores al Gobierno de Sebastián Piñera. La participación en los históricos comicios constituyentes fue del 43,3%, por debajo de lo que esperaban los expertos.

Los chilenos encargaron a ciudadanos ajenos a partidos políticos, de corte mayoritariamente progresista, impulsar el proceso de cambio a partir de la redacción de la nueva Constitución, otorgándoles un tercio de los 155 escaños. Son ciudadanos que defienden diversas sensibilidades, desde el feminismo al medio ambiente, la educación y salud públicas y la justicia social, que presentaron su candidatura para la ocasión, siendo la primera vez en la historia en la que se permitió que personas ajenas a estructuras de los partidos tradicionales postulasen a unos comicios.

Nuevo modelo

Su éxito conecta este proceso constituyente con las protestas sociales de octubre 2019 en las que se gestó, que motivaron a los ciudadanos a participar directamente en la construcción del nuevo modelo de país que reclamaban en las calles.

Los partidos políticos tradicionales fueron los grandes derrotados en la doble jornada electoral. El bloque oficialista (Vamos por Chile), conformado por la derecha y la extrema derecha, aspiraba a lograr al menos un tercio de la representación, lo que le hubiese otorgado capacidad de negociar para contener el alcance de los cambios y poder de veto para impedir que la nueva Constitución plasme normas opuestas a sus postulados. Pero solo obtuvo 37 escaños.

Así, las candidaturas de ciudadanos independientes podrán dibujar junto a la oposición de izquierdas un modelo de país que contemple sus preocupaciones, con un fuerte componente de justicia social que acabe con las desigualdades.

Con sus 48 escaños, son la primera fuerza y tienen la llave para promover los cambios, pero no podrán hacerlo solos, ya que por sí mismos no alcanzan los dos tercios necesarios para aprobar cada norma que se quiera incluir en la nueva Constitución.

Las grandes negociaciones para aprobar las disposiciones de la nueva Carta Magna podrían ser la norma, dada la heterogeneidad de las listas que lograron representación.

Las posturas no son uniformes entre los representantes de los partidos de la oposición de izquierda, que entraron en la Convención en dos bloques diferentes, uno (Apruebo Dignidad) con 28 escaños, y otro, más centrista (Lista del Apruebo), con 25.

A ellos se une el también diverso grupo de 17 representantes de pueblos originarios.

La Convención comenzará a trabajar entre finales de junio y comienzos de julio y tendrá un máximo de 12 meses para redactar la Constitución. Será sometida a referéndum en 2022.

Otra derrota

Además de en las elecciones constituyentes, los chilenos dieron la espalda a la derecha en los megacomicios regionales y municipales celebrados en paralelo.

En las regionales, en las que por primera vez se escogía a los gobernadores de las dieciséis divisiones del país –hasta ahora eran designados por el Ejecutivo–, solo tres candidatos obtuvieron el apoyo suficiente para no ir a segunda vuelta –todos de izquierdas–, mientras que en las municipales la derecha se desplomó, pasando de tener 145 alcaldías en 2016 a 88.

«No estamos sintonizando adecuadamente con las demandas y anhelos de la ciudadanía», valoró Piñera.