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CRISIS DEL CORONAVIRUS

Apertura parcial y con medidor de CO2 en los bares navarros

Los bares navarros han reabierto interiores desde este lunes al 30% o sin limitación, siempre que se respeten las distancias entre las mesas y dispongan de un medidor de partículas de CO2. En Iruñea, la mayoría ha optado por abrir parcialmente pero con este dispositivo.


Después de varias semanas o meses con las persianas bajadas, para muchos hosteleros es hora de abrir puertas y ponerse tras la barra. Sin embargo, las limitaciones impuestas por el Gobierno de Nafarroa para la reapertura de interiores dejaron en la mañana ayer una estampa todavía inusual en los bares de Iruñea, en los que las medidas de control se han reforzado y el medidor de dióxido de carbono recuerda que, a mayor concentración de CO2, hay peor calidad de aire y mayor riesgo de contagio.

La normativa aprobada por el Ejecutivo de María Chivite permite a los locales de hostelería abrir por encima del 30% de aforo si colocan estos dispositivos y adoptan medidas adecuadas que garanticen la trazabilidad para un rápido contacto con los clientes en caso de necesidad, en los servicios de comidas y cenas.

Sin embargo, las mesas de los interiores deben estar a dos metros de distancia entre las sillas de las mismas, por lo que en muchos bares más estrechos esta medida no garantiza abrir al 100%. Así que, en los locales de Alde Zaharra, muchos hosteleros ha optado por abrir únicamente al 30%. Eso sí, con medidor de CO2 para garantizar la seguridad.

Es el caso de los bares más estrechos como los ubicados en lugares tradicionales de poteo. «La medida de abrir más del 30% les viene bien a los locales más amplios, a los que ofrecen bodas y comuniones, por ejemplo», explica un socio de la Cocina Vasca, de la calle San Nicolás, que recuerda que su local no abría desde el 1 de abril: «Fuera tenemos tres mesas pequeñas y así ni era viable ni rentable».

En la misma línea, un trabajador de la Herriko de Iruñea recuerda que «para abrir al 100% te exigen el medidor y las mesas a dos metros. Si tienes un comedor gigante te puede salir bien, sin embargo, en locales más pequeños, no sale rentable». De todos modos, explica que ha comprado un medidor para utilizarlo de manera interna. Y es que, para las obras que comenzaron hace año y medio en la Herriko, antes de que estallará la pandemia, la normativa ya exigía a los nuevos bares o los que realizaran reformas como esta la instalación de un recuperador de calor que puede extraer el aire del interior del local. «El recuperador marca el CO2 y cuando se pone en marcha regenera el aire del local. Por tanto, he comprado el medidor para comprobar cómo está el aire cuando el recuperador de calor está funcionando», explica.

De esta forma, señala que ha adquirido el aparato por 95 euros, aunque los hay de 40 euros y también de más de 200. «El lunes abrimos al 30%, con un medidor de CO2 y con el recuperador para limpiar el aire», añade.

En el bar Iruñazarra, situado en la calle Mercaderes, también ha abierto al 30%. «Calculábamos que el aforo seguía siendo el mismo en las dos opciones», explica un trabajador del local, que agrega que aún así también han decidido colocar el medidor. «Teníamos muchas ganas de abrir», subraya.

La normativa exige que este medidor de CO2 no rebase, en ningún momento, los 800 ppm (partes por millón) de concentración, pero en todos los bares se mantuvo el lunes entre 400 y 600 ppm.

¿Cómo funciona un medidor?

La mayor probabilidad de contagio de coronavirus en espacios cerrados ha propiciado que la buena ventilación sea una prioridad para la reapertura del interior de la hostelería en Nafarroa.

Una de las formas para saber si una sala está ventilada o no es a través de los niveles de CO2. Al inhalar oxígeno y exhalar este gas incoloro podríamos hacerlo con partículas cargadas con el covid-19 y por tanto se puede deducir que si la concentración de dióxido de carbono en un espacio interior es alta, también lo será la del coronavirus en caso de que en el local haya una persona contagiada.

Así, el Gobierno de Nafarroa pide para la reapertura estos dispositivos que son capaces de medir de forma eficiente el nivel de CO2 de un espacio cerrado, ofreciendo a través de infrarrojos el nivel de partículas por minuto que hay en el interior del local.

En Nafarroa, la empresa Inbiot fabrica estos dispositivos de calidad del aire que reciben el nombre de MICA (Monitor Inteligente de Calidad del Aire) y que, según explica a GARA Xabi Aláez, ingeniero industrial y socio fundador y CEO de la empresa, «mide los cuatro parámetros que influyen en la probabilidad de propagación del virus: además del CO2, la temperatura, la humedad relativa y las partículas en suspensión», entre las que se encuentran los aerosoles, esas partículas virales que flotan en el ambiente.

«El medidor nos permite saber si se está ventilando adecuadamente en el local gracias a la medida de CO2, pero luego ofrecemos un indicador que nos dice la probabilidad de propagación de virus que hay en un espacio, con un valor del 0 a 10, y en función de estos cuatro parámetros ambientales», añade.

No obstante, Aláez explica que, además de instalarlo, es importante ofrecer la información del medidor a los clientes de los locales. «¿Cómo lo hacemos nostros? Por una parte, el medidor tiene un indicador que a modo semáforo dice si el espacio está adecuadamente ventilado o no. Luego el dispositivo se conecta vía wifi a una plataforma que tenemos en la nube y a la cual pueden acceder los clientes desde sus propios teléfonos móviles, y esto permite a los locales poder poner códigos QRs en los espacios en los que están los clientes», señala.

De esta manera, remarca, «pueden poner los datos en sus páginas web para que los clientes puedan ver desde su casa antes de ir al local y también pueden ponerlo en pantallas digitales en el mismo bar».

Asimismo, Aláez señala que estos dispositivos abarcan alrededor de 100 metros cuadrados y «habría que colocarlos alejados de puertas y ventanas porque podrían falsear la medida».

Respecto a su elevación, detalla que es necesario situarlos a la altura a la que se encuentran las personas que se encuentran consumiendo en el bar o restaurante: «Si es un local de comidas o cenas, habría que colocarlo a 1,20 metros de altura; y si son locales en los que la gente está de pie, a una altura aproximada de 1,80 metros», dice.