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EDITORIALA

Orkoien; antes del juicio ya hay mucho a revisar


El arranque del juicio este lunes en la Audiencia de Nafarroa contra cinco hombres acusados de violación múltiple a una mujer en Orkoien en 2019 muy poco tiene que ver con el de aquella autodenominada Manada de Sanfermines de 2016. Ni fuera de la sala ni seguramente dentro parecerá tratarse de dos hechos casi idénticos, incluso en número de agresores. Pueden hacerse por tanto ya algunas consideraciones preocupantes.

La más obvia y terrible es la constatación de que aquella agresión sexual en grupo en absoluto era algo puntual o aislado, por más que alcanzara un eco enorme en el contexto en que se produjo. Ni siquiera existió seguramente el efecto contagio sobre el que se elucubró tras varias noticias posteriores. Los datos del primer trimestre de 2021 recién conocidos estremecen aun siendo punta de iceberg. La violencia machista, y específicamente la sexual, es diaria y masiva, perpetrada individualmente y en grupo; en domicilios, calles, centros de trabajo y hasta sedes públicas; en todo estrato social, edad y lugar de procedencia.

Probablemente es un cúmulo de causas, comenzando por la tardanza en revelarse el hecho, el que haya mantenido fuera de foco este caso de Orkoien. Solo hay algo de positivo en ello: se ha minimizado el riesgo de exposición pública de la víctima, que sufre estrés postraumático. Pero cuidado con los silencios que minimicen la gravedad de los hechos: erradicar la violencia machista empieza por conocer su existencia, movilizarse y combatirla.

La actuación judicial, por otro lado, es diferente de entrada a la que concluyó en la escandalosa sentencia por abuso y no agresión en el caso de La Manada. También aquí faltan explicaciones; por ejemplo, por qué la Fiscalía de Iruñea entonces no aplicó a cada uno de los cinco violadores la imputación de cooperación necesaria con el resto que ahora sí usa, con lo que las peticiones de cárcel suben a 54 años cuando entonces las penas se quedaron en 9. Del mismo modo que hay que tratar igual a todas las víctimas, no es justificable hacer distinciones entre agresores.