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EDITORIALA

El PSN no puede seguir mirando hacia otro lado


Son un millar de navarros y navarras torturadas durante varias décadas. Son malos tratos salvajes a manos de funcionarios públicos, por razones políticas, dentro de una estrategia diseñada en ministerios y cuarteles, institucionalizada y aplicada cada vez con una mayor sofisticación. No terminó con la muerte de Franco, ni mucho menos. El objetivo, uno de sus objetivos, era generar terror en amplias capas de la sociedad. Se ha aplicado a la disidencia vasca; en muchos casos, a militantes de ETA y en otros muchos, a activistas o personas arrestadas arbitrariamente. No hay excusas para justificarla.

Ayer se conoció un nuevo caso de un navarro muerto a consecuencia de las torturas. Antonio Goñi fue detenido en 1970 tras una movilización contra el Proceso de Burgos en Donostia, y fue torturado durante 18 días. Salió destrozado y al poco se suicidó. Han pasado 50 años. 36 de Mikel Zabalza. Son en torno a mil personas sin reconocimiento ni reparación. Es un maltrato que ha traído violencia y violaciones, de derechos humanos y de mujeres, en comisarías. Terror sexista que también debe ser documentado. Es hora de que la realidad de la tortura salga a la luz, de que se investigue de manera independiente, científica y en base a estándares internacionales. Es lo que demandan quienes la han sufrido, y es de justicia.

Esta barbaridad se ha hecho en nombre de la sociedad española y con el amparo de las instituciones, desde los Gobiernos hasta la Judicatura. No lo hacían valientes al servicio de una causa mayor, sino cobardes que tenían garantizada la impunidad. No eran casos aislados ni denuncias falsas. No eran locos ni enfermos mentales, eran soldados en una misión por la que recibieron recompensa. Escaso honor. Eran policías cometiendo crímenes. Todo el mundo sabía lo que pasaba en las comisarías y cuarteles navarros, en los traslados y, luego, en Madrid, pero una gran mayoría miró hacia otro lado. De los cuneteros y la ultraderecha no cabe esperar decencia, pero es hora de que el PSN deje de mirar a otro lado en el tema de la tortura.