La Policía registró durante la madrugada de ayer varias viviendas en el barrio desde donde supuestamente se realizaron los disparos al helicóptero de la Fuerza Aérea Colombiana en el que viajaba Iván Duque, que consiguió aterrizar en el aeropuerto internacional Camilo Daza, de Cúcuta, capital de Norte de Santander y fronteriza con Venezuela. Junto a Duque viajaban, entreo otros, sus ministros de Interior, Daniel Palacios, y de Defensa, Diego Molano. Todos resultaron ilesos pese a que seis disparos impactaron en la aeronave.

El director de la Policía Nacional, general Jorge Luis Vargas, dijo que en el barrio La Conquista, a 1,2 kilómetros del aeropuerto, se hallaron dos fusiles que pudieron haber sido usados en el atentado. «Son un AK-47 con número de registro que ya está siendo buscado y de la Fiscalía, y un fusil calibre 7-62 tipo FAL con marcas de las Fuerzas Armadas de Venezuela», añadió.

El Gobierno no citó quién puede estar detrás del ataque –al cierre de esta edición nadie había reivindicado–, aunque ofreció hasta 3.000 millones de pesos por alguna información.

Empieza a haber dudas sobre fallos en la seguridad nacional y grietas en la Inteligencia, que permitieron que se perpetrara un ataque contra el jefe de Estado y su «irresponsable» aterrizaje en un lugar sin garantías.

El ataque tuvo lugar diez días después de que un coche bomba explotara en la sede de la Brigada 30 del Ejército en Cúcuta, en la que había personal militar de EEUU, e hiriera a 36 personas.