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GAGAUZIA, BASTIÓN PRORRUSO EN LAS ELECCIONES DE MOLDAVIA

Moldavia celebra hoy unas elecciones clave para el futuro del país. El pueblo moldavo debe elegir entre un acercamiento a Europa o mantener las relaciones con Rusia. La región de Gagauzia es el máximo exponente de esa influencia rusa y división del país.


Esta batalla electoral enfrenta principalmente a proeuropeos y prorrusos con dos actores principales. Por un lado, la candidatura proeuropea PAS de Maia Sandu –actual presidenta de Moldavia–y que lidera Igor Grosu. Por el otro lado, la candidatura prorrusa formada por la coalición entre los socialistas del PSRM de Igor Dodon y los comunistas del PCRM de Vladimir Voronin, líder de la coalición y expresidente de la República de Moldavia.

Las elecciones presidenciales, celebradas el 2 de noviembre de 2020, marcaron un antes y un después en el rumbo del país. Sandu ganó los comicios y se convirtió en presidenta de la República de Moldavia tras lograr el 57% de los votos. El derrotado fue Dodon, quien contó con gran apoyo en la vecina Transnistria (85,8% de los votos) –territorio autoproclamado independiente en 1992– y la región autónoma de Gagauzia (94,59% de los votos).

Gagauzia, que goza de un estatus especial en el país, está poblada por la minoría étnica gagaúz. Este pueblo de origen turco se trasladó al sur de Moldavia desde Dobrija (Bulgaria) en el siglo XIX. Su lengua es el gagaúz –lengua túrquica– y temen que un acercamiento a Europa y sobre todo a Rumanía, acabe con su cultura y su poder político. Tienen la experiencia del pasado, en el periodo 1918-1940 en el que Bessarabia (Moldavia) fue unificada con Rumanía, a lo que se opusieron numerosas minorías étnicas, entre ellas el pueblo gagaúz.

Desde la caída de la Unión Soviética, el país ha visto cómo la sanidad se privatizaba y las granjas colectivas se cerraban. La oferta laboral es escasa y los salarios, muy bajos.

Una carrera por sobrevivir

La vida se ha convertido en una carrera por sobrevivir. El sueldo medio bruto en ATU Gagauzia es de 5.554,9 lei moldavo –259 euros (datos 2019)–. Sin embargo, cuando caminas por las zonas rurales y preguntas a sus gentes, la realidad dista mucho de los datos oficiales. Es el caso de Nikolai, un hombre de 54 años que trabaja en un garaje agrícola de Beshalma y apenas recibe 100 euros al mes. No ve un futuro claro «cuando llegue la hora de jubilarme, tendré que seguir trabajando porque seguramente recibiré la pensión mínima». La jubilación es una utopía. La pensión mínima en 2021 es de 1.188,05 lei moldavo –55 euros– y la media que reciben los jubilados de Gagauzia es de 1.674 lei –78,21 euros–.

Las pensiones, la falta de oferta laboral y los bajos salarios son el claro ejemplo de una frase que queda marcada en la memoria de aquellos que visitan estas tierras: «Nosotros no vivimos, subsistimos». La mayor parte de la población se dedica a la agricultura y la ganadería. De hecho, Moldavia y también Gagauzia es conocida por la tierra negra, conocida como Chernozem en Rusia. Una tierra rica en materia orgánica que hace que en Gagauzia crezcan unos vinos de gran calidad.

Moldavia es el segundo país más pobre de Europa por detrás de Ucrania, con un PIB per cápita de 3.982 euros. La emigración es la única vía de salida para una población cansada de la corrupción y de los salarios indignos. La población gagaúz emigra a Rusia, Alemania, Turquía o Italia para ganar un sueldo que difícilmente podrían conseguir en su tierra.

El fenómeno migratorio es la tónica desde la caída de la Unión Soviética. Sus mayores ven cómo el futuro de su tierra se pierde y ningún partido político ha conseguido parar esta debacle. En 2004 había en Moldavia, 3,3 millones de habitantes, en 2020 la población había disminuido hasta los 2.640.000 habitantes, habiendo perdido en el último año 40.000 habitantes.

Otro de los grandes problemas que enfrenta a moldavos y gagaúzos es el uso de las lenguas moldava y rusa. En la Constitución de la República de Moldavia el ruso goza de un estatus especial: «El Estado reconoce y protege el derecho a la preservación, desarrollo y funcionamiento del idioma ruso y otros idiomas hablados en el territorio del país».

Uso de las lenguas moldava y rusa

La realidad en Gagauzia es que una minoría de la población conoce la lengua moldava. Además, el territorio está poblado en su mayoría por gagaúzos y en menor medida por búlgaros, ucranianos, rusos y algún moldavo, cuya forma de comunicación interétnica es el ruso. El 3 de diciembre de 2020, el Parlamento aprobó un proyecto de ley sobre el funcionamiento de la lengua rusa en la República de Moldavia con el apoyo del PSRM, partido Shor, PDM y ProMoldova. La ley fue firmada por Igor Dodon, el que hasta ese momento era presidente de Moldavia. Esta ley pretendía que en las relaciones con las autoridades públicas, la administración pública, las instituciones estatales, así como con las empresas y organizaciones ubicadas en el territorio de la República de Moldavia, el idioma de la comunicación oral y escrita fuera el idioma estatal y/o el ruso, como lengua de comunicación interétnica, a elección del ciudadano.

La oposición, entre ellos el Partido Acción y Solidaridad de Maia Sandu, se mostró contraria desde un principio a esta ley. Fue en enero de 2021 cuando el Constitucional declaró inconstitucional la ley.

En el ámbito de la campaña preelectoral, hace unas semanas, un autobús con partidarios de La Alianza para la Unión de Rumanos-AUR, que defienden la unión de Moldavia con Rumania, se acercó a Comrat, capital de Gagauzia. El recibimiento fue hostil por parte de la población local y les invitaron a marcharse. El concejal de Comrat Ivan Dimitroglo contestó a los partidarios de AUR que «vivimos en un país independiente y no queremos unirnos con nadie. Sube al bus y vete».

A las elecciones de hoy se presentan 23 partidos, pero las candidaturas más destacadas en la lucha por el poder son la proeuropea del Partido Acción y Solidaridad y la prorrusa de la coalición PSRM-PCRM. La primera batalla por la Presidencia la ganó la proeuropea Sandu, la segunda está aún por librar. Los sondeos dan como ganador al Partido Acción y Solidaridad. La victoria para los proeuropeos es clave para poder hacer cambios en Moldavia y para un acercamiento a la UE.

El pueblo gagaúz desconfía que la solución a sus problemas llegue de ese acercamiento. Un ejemplo es la vecina Bulgaria, cuyo índice de pobreza apenas ha variado desde la entrada en la UE.

Sin duda, Gagauzia es el máximo exponente de la división interna existente en la República de Moldavia entre prorusos y proeuropeos. Las urnas marcarán el rumbo de un país estancado tras la caída de la URSS.