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Las marchas orangistas vuelven con resentimiento por el protocolo del Brexit

Las marchas orangistas en el norte de Irlanda, habitual foco de violencia sectaria, volvieron tras la suspensión del año pasado por la pandemia, sin incidentes, pero acompañadas por el resentimiento de los unionistas que ven peligrar sus vínculos con Gran Bretaña.


Cientos de miembros de la Orden de Orange desfilaron ayer por las localidades del norte de Irlanda para marcar el Doce de Julio, la festividad con la que celebran sus vínculos con Gran Bretaña que ahora ven peligrar por el acuerdo del Brexit que traslada la frontera que dividía la isla al mar de Irlanda.

Tras la cancelación del pasado año por la pandemia, este año se llevaron a cabo en un formato reducido, con participación limitada de unionistas que dijeron sentirse «aislados» y «abandonados» por las disposiciones aduaneras decididas en el marco del divorcio con la UE. «El norte de Belfast dice ‘no’ a la frontera con el mar de Irlanda», decía una pancarta.

«Los unionistas están un poco confundidos, están un poco enojados (...) por lo que consideran que es la traición del Gobierno inglés y de (el primer ministro británico) Boris Johnson, en particular», explicó un participante, Bobby Rainey. «Nos sentimos completamente aislados y el Gobierno británico, Europa y la República de Irlanda están conspirando contra nosotros», afirmó otro, Fraser Agnew.

Los unionistas temen que esta nueva frontera económica erosione sus vínculos con Gran Bretaña, a la vez que cobra fuerza la reunificación de la isla.

En las hogueras de la víspera, el PSNI vigiló con especial atención la de Tiger's Bay, levantada en una zona protestante del norte de Belfast próxima a una de las llamadas «líneas de paz», las barreras físicas que aún separan a las dos comunidades, y que los tribunales autorizaron pese a una demanda de Sinn Féin. Como suele ocurrir, se quemaron símbolos nacionalistas y una bandera de la República de Irlanda en lo alto de la típica torre de palés de madera que levantan los protestantes.

La Orden conmemora en esta fecha la victoria del rey protestante Guillermo III de Orange sobre el católico Jaime II en la batalla del Boyne en 1690, con marchas que, en algunos casos, atraviesan zonas nacionalistas y que, a menudo, provocan graves disturbios. Los daños de los últimos desfiles en 2019 se elevaron a 1,5 millones de euros.

El concejal del Sinn Féin J.J. Magee celebró la ausencia de incidentes, pero aseguró a que varias casas del lado republicano recibieron en los últimos días impactos de objetos lanzados desde la zona protestante, y recordó los disturbios de abril, con una violencia desatada por el descontento de los unionistas con el protocolo del Brexit.