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Servicios saturados con 2.528 niños migrantes en Canarias

Ante la crisis migratoria que afrontan las islas Canarias, cuyo sistema de protección acoge en estos momentos a unos 2.528 menores inmigrantes, Unicef exigió una política de contigencia estatal porque «cuando los sistemas se saturan, los derechos se vulneran».


Entre enero de 2020 y julio de 2021, cerca de 30.000 migrantes llegaron a Canarias por vía marítima, una de las rutas más peligrosas del mundo. Se estima que 3.830 eran niños, la mayoría de ellos no acompañados. Solo un 4% de estos menores ha sido trasladados a la península. Son datos del informe «Canarias: niños y niñas migrantes en una de las rutas más peligrosas del mundo» presentado ayer por Unicef vía telemática. Esta investigación llevada a cabo sobre terreno, en las islas de Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura, revela la total saturación de los centros de acogida en las islas y las consecuencias de carecer de una estrategia global de contingencia pese a la apertura de 43 centros de acogida inmediata, el uso de hoteles y otro tipo de instalaciones para intentar dar alojamiento urgente a los migrantes que llegan a diario exhaustos y con miedo.

Según datos del Ministerio del Interior español, 2.848 personas presumiblemente menores de edad han sido atendidas por el sistema de protección de la infancia de Canarias desde 2019 hasta principios de julio de 2021. De ellas, 2.528 siguen dentro del sistema protección, 188 lo han abandonado y solo 132 han sido trasladados a otros centro de la península. A principios de julio, únicamente 416 niños y niñas migrantes no acompañados menores de 16 años habían sido escolarizados en el curso 2020-21. Precisamente, la falta de escolarización es uno de «los problemas más significativos» a los que se enfrentan, junto al aumento de los riesgos sobre su salud física y mental –los equipos responsables de este informe observaron autolesiones, peleas entre niños o hacia el equipo educador– causados en gran parte por «la desesperación y frustración que les genera llevar meses sin hacer nada más que esperar».

Sara Collantes, especialista en Migraciones de Unicef España y miembro del equipo de investigación, constató en la presentación que «cuando los sistemas se saturan, los derechos se vulneran. Los niños migrantes no acompañados necesitan tener acceso a oportunidades: están ansiosos por estudiar, por integrarse, por prosperar».

En este informe, Unicef ha recogido testimonios como el de Moussa –nombre ficticio–, un joven de 17 años de Senegal, donde estudiaba y jugaba al fútbol. Un día, mientras pescaban sin éxito en el cayuco de su hermano mayor, se cruzaron con una patera que iba a Canarias y lograron que les dejaran subir a cambio del motor de su cayuco. Su única intención era encontrar un trabajo para ayudar a su madre enferma.

«Llegaron a Canarias a punto de morir de sed y de cansancio en octubre de 2020, en plena pandemia. El hermano de Moussa fue derivado a un centro de adultos en Madrid y él terminó en otro al sur de Las Palmas. Actualmente, está a la espera de los resultados de las pruebas óseas para determinar su edad», señala el informe.

Desde los 8 hasta los 10 años, Fatama (natural de Marrakech) trabajó como empleada del hogar en una familia. Comenzaba a las 5.00 y acababa de noche. La trataron mal y le pagaron el equivalente a 94 euros por un año de trabajo. En febrero de 2021, llegó a Canarias. A punto de cumplir los 18 años, no ha sido escolarizada, aunque acude a un curso de cocina. «Quiero ser jefa de cocina. Quiero sentir que soy humana», afirma.

En palabras de Pablo Ceriani, autor del informe, «los diferentes embudos que se encuentran los niños migrantes no acompañados van dejándolos sin derechos como la educación, la asistencia psicosocial, la protección contra toda la violencia...». Por ello, el presidente de Unicef en el Estado español, Gustavo Suárez Pertierra, reclamó «una política de contingencia de ámbito estatal que evite que el sistema de protección se sature y permita dar atención individualizada a la situación de cada menor».

Ceuta, 1.128 menores no acompañados atendidos

A fecha del 9 de julio, unos 1.128 menores de edad no acompañados habían sido atendidos por la entidad pública de tutela de Ceuta. La Fiscalía de Menores estima que hay cerca de 820 en los distintos dispositivos de acogida, aunque las cifras fluctúan por el elevado número de entradas y salidas. Alrededor de 600 tienen menos de 16 años y unas 80 son niñas. Se estima que entre 300 y 500 niños están viviendo en la calle.

Unicef alerta que «el sistema de protección tiene una capacidad para dar una atención de calidad a no más de 200 menores no acompañados. Ante un desafío de tal calibre, esta Ciudad Autónoma en solitario es incapaz de garantizar una atención individualizada y mantener estándares de calidad». Entre las propuestas para hacer frente a las crisis migratorias en Canarias y Ceuta está la activación de un mecanismo de derivación, recursos de acogida a nivel estatal, la creación de una unidad de respuesta rápida a la infancia y un fondo de contingencia con participación de la UEA.L.