Juan Bengoetxea
Médico jubilado
GAURKOA

Eterno retorno

Ius linguae». Generalmente en las naciones de la civilización cristiana occidental se concede la «nacionalidad» siguiendo el derecho romano. «El ius solis» y el «ius sanguinis». Entendiendo por solis el lugar de nacimiento, de residencia o trabajo durante determinado tiempo. De hecho se valora mejor el nacimiento por la herencia de los padres. Sin embargo, la característica del pueblo del Pirineo occidental que llamó la atención a Humbolt, al que denominó «la Nacion Vasca», Baskeland, fue el hecho de la supervivencia milenaria de su lengua sin reglas gramaticales escritas. Le daba un «plus» de no contaminación. No hacía falta ir a las selvas amazónicas, en Europa en su extremo sur-occidental existía un pueblo, una etnia con una lengua preindoeuropea natural, sin instrumentalizar. Ni carolingios, ni godos, ni árabes delimitaron con exactitud a los baskunes, sarataying, auskalos, akitanos, etc. Su territorio se comprendía diciendo lo que no era, lo que estaba «entre francos y árabes» y antes «entre godos». Humbolt habló de Euskal Herria. Y actualmente es el «ius linguae» el que determina si se es de la tierra de los euskaldunes, de forma que puedes vivir en Argentina y ser de Euskalherria si posees el euskera aunque te falte la herencia y el solis. El euskera, eskuera, es la llave de la puerta de entrada en la nación vasca.

Euskalherria. El Amejoramiento Foral, el Estatuto de Autonomía, las variaciones terminológicas «departamentales» en Iparralde, con sus axiomas sobre las lenguas dominantes invocan la igualdad de los ciudadanos con sus decretos reguladores, pero en el fondo –y en la superficie– proclaman la superioridad efectiva, real del francespañol, cuya salud es lo prioritario. Decretos de bilingüismo. Había que ser amable con los erdeldunes, no asustarlos, facilitarles o al menos no irritarles con el euskera. Es fácil valorar el paso del tiempo sobre el tema. Coger los periódicos de más tirada en los 7 herrialdes y ver «la proporción diglósica», poner la tele, ir a tomar unos pinchos a Donostia… Recordar la decisión de los tribunales sobre el derecho lingüístico en las oposiciones o ver que el programa informático clave de Osakidetza solo tiene una palabra en euskera, Osabide, el nombre. Me duele que Igorre, mis sustraiak son de Arratia (ius sanguinis) o el mismo Lekeitio, donde he sido adoptado (ius solis), se vayan «latinizando» con claridad. Los pueblos entre el Garona y el Pirineo en su historia relatan que cuando llega Roma hablaban un proto-euskera, Aquitain, en un territorio entre el río Garona y la sierra de la Demanda (el río Ebro). El «latin-romano» no les lesionó, pero sus «romances» nos hicieron polvo. La línea, el limes, bajó al Aturri primero y luego al Errobi. El occitano, el gascón, el bearnes fueron, han sido, como la carcoma. Bendito sea mil veces el navarro Bernard d’Etxepare.

Unamuno. Las ideas de Don Miguel, siempre han sido hepatantes. Bilbainito sietecallero, coetáneo de Sabino Arana y de Resurreción María de Azkue, reconocido pensador, padre de familia numerosa, rector de la Universidad de Salamanca donde obtuvo la cátedra de griego clásico, una lengua muerta que él enseñaba, intelectual comprometido… «pero en el caso concreto del vascuence estoy profundamente convencido de que se pierde, y que se pierde de pronto y sin remedio, y por su índole misma, por ser un idioma inapto para la cultura moderna (...) una obra de ciencia, de filosofía, de alta elucubración es imposible en vascuence. Es este un idioma rural, sin tradición literaria, y el hacer con sus materiales y valiéndose de su capacidad de formar derivados un idioma de cultura nos costaría muchísimo más esfuerzo que el adoptar el castellano nos ha costado». Está diciendo algo distinto, y más grave, que lo de los navarristas sobre la «lingua navarrorum» cuando defienden que «el ‘vascuence’ no es el idioma navarro y que su auténtico idioma, es el dialecto navarro-aragones que acaba originando el castellano». Parece sensato deducir una linea de oposición continua, probablemente involuntaria, ¿cromosómica? de latinos versus los vascones con su inevitable derivada política. El Poder. En el siglo XIII el Ayuntamiento de Huesca prohibe el uso del euskera en las ferias de ganado pirenaicas. En la Castilla Vetula, en zonas de la Rioja, en parte de Cantabria existe una sensibilidad aparente antivasca por vacunación antieuskera. Sitios que han sido euskaldunes y repoblados por ellos. ¿Será que el euskera es un idioma de jebos y de aldeanos, y que por eso mismo existe? ¿Tiene razón Don Miguel?

Mitxelena. ¿Qué hemos hecho mal con los decretos de bilingüismo y la diglosia. ¿Por qué no sirven para revitalizar, darle vida, evitar que se muera, el euskera? Si el Batua fue una necesidad y no un error, ¿qué pasa con la UPV? ¿Con Osakidetza? ¿Con la Judicatura? ¿Con el pintxo-pote? Deberíamos conocer el zer-nori-nork y el baldintza, mearlos una vez digeridos y hablar el euskera que salga de dentro? ¿Swahili? «No debemos caer en el infierno del ghetto por huir del purgatorio de la diglosia», explicó Mitxelena. Y, junto con ello, «debemos buscar el sitio para el euskera, como el sitio para el pueblo vasco, en Europa». Nosotros estábamos antes. Tal vez Humbolt tenía razón y debe existir un euskera popular, porque es su esencia y lo que le ha hecho perdurar milenios. Sin embargo, estos 40 años de diglosia no han servido para «convencer», «acercar» a los vascos del PP, ni a los del PSE-EE; en los batzokis se habla fundamentalmente castellano, y aunque los designados, elegidos a dedo políticos y burukides sepan euskera lo utilizan como en la comunicación escrita, para cumplir el expediente bilingüe. Testimonial. Como el que se pone corbata para ir a misa.

Gheto. Si la duda era diglosia versus gheto y la diglosia no ha dado resultado lo lógico es apuntalar bien el gheto. El sentimiento de que francespaña nos «excluye» es real. El poder político ha sido ineficaz, se ha equivocado de estrategia y de táctica. Hasta que en 1877 no aparece el libro “Les origines linguistiques de l’Áquitaine”, de Achille Luchaire, los intelectuales franceses consideraban la lengua vasca como un hecho exclusivamente del sur del Pirineo que solo con un «corrimiento bastante reciente había llegado a ser también, en alguna medida, francés o galo». La luz que apareció en Iparralde con el reconocimiento de los derechos culturales de los pueblos minoritarios fue apagada con prontitud en aras a la unidad uniforme. La tradicional falta de apoyo real al euskera por la cultura española. Historiadores y pensadores no ha variado con la propuesta diglósica. Es fácil observar que bajo la apariencia de buscar «la verdad cultural» defienden «su verdad». A los que nos queda poco nos llenan de esperanza los nietos, esperando que lo saquen a la plaza, a los bares, al futbol y también a la universidad. Que hagan lo que nosotros, ni nuestros hijos, no hemos sabido hacer.