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Murciélagos, entre peligros y secretos

En una iglesia de Bretaña se escuchan de noche los chillidos estridentes del murciélago ratonero grande, el mayor en su género en Europa, y un valioso aliado del ser humano, aunque este no lo sepa. Es una de las 1.321 especies de este animal diabolizado por la humanidad y el 40% de las cuales está en peligro. Resisten desde hace 50 millones de años, pero los cambios son demasiado rápidos para que se adapten. La principal amenaza es la destrucción de su medio ambiente, sobre todo la deforestación, pero ya es víctima del cambio climático y de la actividad humana. Su presencia provoca pánico, pero pocos saben que sin los murciélagos los humanos no comerían igual: algunas especies son el mejor insecticida natural –y víctimas de los pesticidas–, otras contribuyen a la dispersión de los granos y otras son polinizadoras. Pero se enfrentan a las bajas temperaturas, la caza, las aspas y turbinas eólicas, predadores y efectos lumínicos que los desconciertan. Es cierto que pueden albergar virus mortales para los humanos sin caer enfermos, pero son objeto de estudio al vivir mucho tiempo sin envejecer.