Dabid LAZKANOITURBURU
EL DESASTRE AFGANO

Afganistán: un galimatías étnico difícil de gobernar

La diversidad étnica es un elemento decisivo en el país que dificulta su conformación como Estado-nación al uso. Más cuando, siguiendo una estrategia que es tan antigua como la humanidad, las potencias que han intentado controlar el país y los vecinos regionales han utilizado ese mosaico para enfrentar unas a otras. «Divide et impera».

Ningún grupo étnico es mayoritario entre los 40 millones de afganos, y la fragmentación alimenta la inestabilidad.

Pastunes:

Minoría étnica mayoritaria en Afganistán (más del 40% de la población), los pastunes son musulmanes suníes en su inmensa mayoría y hablan el pastún, lengua de origen iranio. Desde el siglo XVIII, se han preservado históricamente el control del Estado y del Ejército.

Los talibanes son mayoritariamente pastunes, aunque cuentan con uzbekos y tayikos en sus filas. Los dos expresidentes de los Gobiernos instalados tras la ocupación, Hamid Karzai y Ashraf Ghani, son a su vez pastunes.

Ghani huyó a los Emiratos Árabes Unidos con decenas de millones de dólares de las arcas públicas. Karzai ha participado como miembro del consejo de transición para el traspaso de poder a los talibán.

También ha formado parte del consejo transitorio Gulbuddin Hekmatyar, muyahidín y señor de la guerra de infausto recuerdo ya que mantuvo sitiada y bombardeada la capital durante la guerra interafgana que siguió a la retirada soviética.

Hekmatyar es también pastún, del este de Afganistán (el feudo talibán está en el sur) y es el líder del partido islamista Hizb-i Islami, en su día la mayor formación política del país.

Los pastunes están repartidos geográficamente en un arco circular que se extiende desde la frontera iraní (oeste y sur del país) hasta la frontera paquistaní e incluso más allá. Y es que el histórico Pastunistán incluye las provincias occidentales fronterizas de Pakistán.

A su posición dominante en Afganistán, que provoca el resentimiento y las denuncias de marginación política, económica y cultural, los pastunes contraponen un sentimiento de agravio al estar divididos entre dos países, con unas fronteras, eso sí, bastante porosas.

Los tayikos:

Segundo grupo étnico del paños, representa alrededor de un cuarto de la población y hablan el dari, una variante del farsi, la lengua persa de Irán.

Se reparten en el norte y oeste, con sus bastiones en la ciudad occidental de Herat (tercera del país), en las provincias septentrionales y en el valle del Panshir, situado al noreste de Kabul y en las faldas del Hindu Kush.

El prácticamente inaccesible valle del Panshir se hizo célebre al resistir a la invasión soviética en los ochenta. Los talibanes nunca pudieron conquistarlo y siguen sin poder hacerlo, pues se ha convertido ahora otra vez en prácticamente el único enclave afgano fuera de su control.

Fue el bastión del muyahidín tayiko más célebre, el comandante Ahmed Shah Massoud, héroe de la resistencia contra los soviéticos y en la lucha contra los talibanes, y muerto el 9 de setiembre de 2001 en un atentado suicida atribuido a Al Qaeda, en el que dos yihadistas que se hicieron pasar por periodistas para entrevistarle se inmolaron en plena grabación.

El también tayiko Burhanuddin Rabbani fue presidente de Afganistán entre 1992 y 1996, los años que siguieron a la retirada de la URSS y que registraron una sangrienta guerra civil entre los señores de la guerra, hasta que la capital cayó en manos de los talibanes.

Abdullah Abdullah, exvicepresidente y, como Karzai y Hekmatyar, miembro del consejo transitorio, es de etnia mixta pastún-tayika, aunque a efectos políticos es considerado tayiko.

Los hazaras

Los hazaras, que representan entre el 10% y el 20% de la población (para ellos no hay estadísticas fiables) y hablan un dialecto dari, son originarios de Asia Central y de los pueblos túrquicos, y algunos les consideran descendientes de las hordas mongolas de Gengis Khan que se apoderaron de Afganistán en el siglo XIII.

Se encuentran principalmente en los valles de las provincias del centro, aunque cuentan con una importante minoría en Kabul, concretamente en la barriada de Dasht-e-Barchi.

La mitad de la población hazara fue exterminada a finales del siglo XIX, cuando sus territorios tradicionales fueron conquistados por los pastunes suníes.

Es una minoría de profesión chií, violentamente perseguida durante siglos, sometida al esclavismo, la limpieza étnica, los desplazamientos forzosos y la persecución religiosa, también durante el primer régimen talibán, que los consideraba heréticos y mató a miles de ellos.

Sus territorios fueron bombardeados por los muyahidines durante la guerra contra los soviéticos. Los hazaras fueron a su vez acusados de atrocidades en la guerra civil de los noventa.

Los talibanes han prometido ahora que no les perseguirán y han custodiado los cortejos religiosos de la Ashura, gran celebración del chiísmo.

Son el principal objetivo de los atentados de la sucursal afgano-paquistaní del Estado Islámico de (ISIS de la Wilaya de Jorasán o ISJW).

Los hazaras son mirados con desconfianza por el resto de etnias, que les consideran una quinta columna de Irán. Miles de ellos han sido enrolados en milicias chiíes para luchar en Siria y constituyen una importante diáspora en Irán.

Paradójicamente, los hazaras han sido de entre los más beneficiados en los 20 años de conclusa ocupación, ya que han podido escolarizar a sus niños y niñas y han participado en la vida política del país. Su futuro vuelve a ser incierto.

Los uzbekos:

La minoría uzbeka, alrededor del 10%, vive en norte del país fronterizo con la exrepública soviética de Uzbekistán.

Tiene fuertes lazos lingüísticos y culturales con Turquía y los uzbekos son principalmente musulmanes suníes.

El criminal señor de la guerra uzbeko Abdul Rachid Dostum masacró a miles de prisioneros talibanes en la invasión estadounidense en 2001 en la ciudad de Mazar-i-Sharif. Quizás por ello puso rápidamente pies en polvorosa en la última y exitosa ofensiva talibán.

Otras etnias:

No hay que olvidar a la siempre ninguneada población baluche, que malvive dividida entre Irán, Afganistán y Pakistán.

El mapa se completa con grupos de turkmenos, kirguises, kazajos y nuristaníes, que dan nombre a la provincia nororiental de Nuristán. Practicantes de un hinduismo antiguo, eran tachados de infieles (kafir) hasta su confesión forzosa en el siglo XIX.