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Los talibanes consolidan su poder con pasos hacia la «normalización»

Los talibanes siguen consolidando su poder en Afganistán y avanzan hacia la normalización económica con la reanudación de los vuelos comerciales a Kabul, veinte años después de los atentados del 11-S que provocaron la caída de los islamistas. El primero, desde Pakistán, aterrizará mañana en un país donde el régimen también quiere «normalizar» la calle y ha empezado a movilizar a sus adeptos tras reprimir y prohibir las protestas de mujeres y opositores.


Aunque circulaban rumores sobre una posible toma de posesión ayer del nuevo Gobierno afgano, los talibanes dejaron el protagonismo del 11-S a EEUU y a la conmemoración de los atentados tras los que las fuerzas extranjeras invadieron el país y los expulsaron del poder.

Mientras, la nueva era talibán dio un paso hacia la normalización económica con el anuncio por parte de la empresa nacional paquistaní PIA de la reanudación mañana de sus vuelos comerciales de Islamabad a Kabul, que fueron interrumpidos poco después del 15 de agosto.

«Hemos recibido 73 solicitudes de pasajeros interesados, lo que es muy alentador», indicó un portavoz de PIA, agregando que tenía muchas solicitudes de ONG y periodistas que deseaban ir a Kabul. Sin embargo, las grandes sumas que cobran las compañías de seguros retrasarán las operaciones diarias.

Un primer vuelo internacional no comercial de evacuación despegó de Kabul a Qatar el jueves, seguido de otro el viernes con 158 pasajeros a bordo, sobre todo occidentales, dando imagen de normalidad en el aeropuerto que fue escenario del caos con miles de afganos aterrorizados tratando de huir y de un atentado con más de cien muertos reivindicado por el Estado Islámico (ISIS).

En total, más de 123.000 personas han sido evacuadas hasta ahora. Más de dos tercios de ellas han sido trasladados a Qatar y Emiratos Árabes Unidos, que mantienen puentes aéreos con ayuda humanitaria. Emiratos gestiona cada día 11 vuelos con 255 toneladas de ayuda médica y alimentos. Más de tres semanas después de su regreso al poder, el nuevo Gobierno talibán está lejos de las promesas de Ejecutivo «inclusivo», liderado por jefes militares y figuras relevantes de su primera etapa que reflejan la esencia talibán.

Tras las arriesgadas manifestaciones de mujeres y opositores de los últimos días, dispersadas de forma brutal, el poder islamista llevó a cabo ayer sus propias movilizaciones.

Con banderas talibán, unas 300 mujeres escucharon en un anfiteatro de una universidad de Kabul a los oradores que defendían las medidas del nuevo régimen, y criticaron a las que han salido a las calles para exigir el respeto a sus derechos.

Pero quienes han dejado atrás el emirato no se han librado de la inseguridad «¿A dónde vamos?», «¿Puedo comer unas patatas fritas?». Dos preguntas a la vez triviales y fundamentales, formuladas por niños traumatizados y desarraigados después de ser evacuados de Kabul y recibidos en Qatar sin sus padres, reflejan su futuro incierto en medio de la esencial vida cotidiana. Algunos fueron entregados a soldados occidentales por encima de las vallas mientras sus madres desaparecían entre la multitud.

Unos 200 menores de entre 8 y 17 años viven en Doha a cargo de Qatar Charity, una organización humanitaria del emirato. Los más pequeños están en otra estructura. «Están en un estado de conmoción y trauma similar al que vimos en Irak y Siria» cuando estaban controladas por el ISIS, señalan sus responsables, que no pueden ofrecerles respuestas sobre su futuro.