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Burkina Faso empieza a arrojar luz sobre la muerte de Thomas Sankara

Después de más de tres décadas, el juicio por la muerte del líder africano Thomas Sankara comenzó en Burkina Faso, con la esperanza de los burkinabeses de conocer la verdad, con la ausencia de los principales acusados y con la duda de si se arrojará luz sobre la supuesta responsabilidad exterior.


El 15 de octubre de 1987, el expresidente y «padre de la revolución de Burkina Faso», Thomas Sankara, murió en un golpe de Estado: 34 años después, el juicio de los presuntos autores de su muerte comenzó ayer el tribunal militar de Uagadugu.

«Es un día de la verdad para mí, para mi familia y para todo Burkina Faso», declaró la viuda de Sankara, Mariam, presente en la apertura de este juicio tan esperado por las familias de las víctimas del golpe de estado de 1987.

El hecho de que se celebre el proceso ya supone un hito, dadas las trabas que durante más de tres décadas, desde el exterior y el interior del país, se han ido sucediendo.

La defensa aún sigue ralentizándolo y, de hecho, el juicio fue pospuesto hasta el 25 de octubre. Dos de los abogados habían solicitado el aplazamiento por un mes «en nombre de la manifestación de la verdad», argumentando que habían tenido muy poco tiempo para estudiar los 20.000 documentos en el expediente. El presidente del tribunal militar, Urbain Méda, aceptó su solicitud, pero suspendió el proceso durante solo dos semanas.

Como era de esperar, el principal acusado, el expresidente Blaise Compaoré, no estuvo presente en el tribunal.

Llevado al poder por el golpe de 1987 y derrocado por un levantamiento popular en 2014, Compaoré, de 70 años, vive actualmente en Costa de Marfil, país del que obtuvo la nacionalidad y que se ha negado a extraditarlo.

Sus abogados denuncian «un juicio político» ante «una jurisdicción excepcional», y alegan que su cliente goza de inmunidad como antiguo jefe de Estado. Según Stanislas Benewendé Sankara (sin vínculo familiar con Thomas Sankara), abogado de la familia del líder revolucionario, «la ausencia de Compaoré supone un desprecio por la justicia de su país de origen» y «denota algo también deja su posible culpa».

Del juicio también estará ausente el jefe de seguridad de Compaoré, Hyacinthe Kafando, sospechoso de haber sido el líder del comando que mató a Sankara y que actualmente está prófugo.

Sin embargo, los otros doce acusados sí están presentes en este juicio, que se lleva a cabo bajo estrecha vigilancia por parte de las fuerzas de seguridad en un país asolado por la violencia yihadista desde 2015.

El tráfico se interrumpió alrededor del tribunal, con un sistema de registros antes de entrar y la prohibición en la sala de teléfonos, bolsas, maletines, gorros, entre otros objetos.

Entre los acusados presentes, el general Gilbert Diendéré, uno de los principales jefes del ejército durante el golpe, apareció con atuendo militar, sereno y relajado. Nombrado Jefe de Estado Mayor de Compaoré, Diendéré cumple una condena de 20 años de prisión por el intento de golpe de Estado en 2015.

Al igual que Compaoré, se le acusa de «complicidad en asesinatos», «ocultación de cadáveres», «atentado a la seguridad del Estado» y «falsificación de documento público».

Tras llegar al poder en un golpe de estado en 1983, Thomas Sankara murió junto con doce de sus compañeros acribillado por un comando durante una reunión en la sede del Consejo Nacional Revolucionario en Uagadugú. Tenía 37 años.

El que entonces era mano derecha de Sankara y su ministro de Justicia, Blaise Compaoré, siempre ha negado haber ordenado la muerte de su hermano de armas, aunque el golpe de 1987 lo llevó al poder y desde allí impidió cualquier investigación. La muerte de Thomas Sankara, que quería «descolonizar las mentalidades» y alterar el orden colonialista defendiendo a los pobres y oprimidos, fue un tema tabú durante los 27 años de Compaoré en el poder.

El caso solo fue relanzado tras su huida al exilio, después de las revueltas civiles que rechazaron su intento de modificar la Constitución para mantenerse en el poder. De esta forma, el régimen de transición lo reactivó en 2015, lo que permitó que la justicia de Burkina Faso emitiera una orden de arresto contra Compaoré en marzo de 2016.

La responsabidad francesa

Tras la exhumación del cadáver para realizar pruebas de ADN, que resultaron inconcluyentes, los expertos sí establecieron que Sankara recibió varios disparos, algo que concuerda con el testimonio de los testigos que pudo entrevistar el juez instructor, y que dio esperanzas de que pudiera celebrarse el juicio, que ahora tratará de aclarar la secuencia de los hechos. Aunque tampoco se sentará en el banquillo, sí planea sobre el juicio la responsabilidad del Estado francés. Durante un viaje a Uagadugú en noviembre de 2017, el presidente francés, Emmanuel Macron, saludó la memoria de Sankara y anunció el levantamiento del secreto de defensa sobre los documentos relacionados con su muerte.

Desde entonces, París ha entregado a Uagadugú archivos desclasificados que solo contienen documentos secundarios y ninguno de los gabinetes del entonces presidente, François Mitterrand, y del primer ministro, Jacques Chirac, hostiles al líder africano, por lo que activistas burkineses consideran que Macron no ha cumplido en realidad su promesa.

Se corre el riesgo, además, de que el foco sobre Campoaré deje en la sombra la supuesta participación francesa en el golpe que acabó con el carismático líder africano. Aunque se felicita por el hecho de que se celebre el juicio, la red internacional ‘Justicia para Thomas Sankara, justicia para África’ advierte del riesgo de que sea «aislado del aspecto internacional del caso».

A su juicio, si se abordara podría arrojar luz sobre el papel del Estado francés, EEUU y países de África Occidental como el Costa de Marfil de Félix Houphouët Boigny y el Togo de Gnassingbé Eyadema, alarmados por la posición antiimperialista del revolucionario adorado por la juventud africana.

Aunque las autoridades galas siempre han negado toda participación, muchos burkinabeses creen que el Gobierno francés, como mínimo, salió enormemente beneficiado de la muerte del líder panafricano.

Para Halouna Traoré, excompañera de Sankara y única superviviente del golpe de 1987, el «juicio nos lleva a mirarnos en el espejo, a ver el daño que se nos ha hecho incluso con la complicidad del exterior, porque el lado material del golpe de Estado ocurrió en Burkina, pero los patrocinadores son del exterior».