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Cierre definitivo del matadero de Laudio


La mayoría que ostentan PNV y PSE en el Ayuntamiento de Laudio ha extendido este viernes el certificado de defunción a un servicio público y municipal, otro más, dentro de esa lógica economicista con la que el equipo de gobierno entiende los servicios y la política municipal. Lamentablemente, con la decisión de no sacar a licitación el servicio del matadero estamos ante la crónica de una muerte anunciada y deseada por parte del PNV que aparecía impresa en tinta invisible en el programa de gobierno jeltzale junto a otras decisiones que hemos ido viendo desde el primer día de su mandato (contratación de servicios de carpas, gabinete de prensa o ¿propaganda?, etc.) y que no tenían otro objetivo más que el de anteponer la agenda e intereses del PNV a la de Laudio y sus necesidades.

Los intentos de cierre del matadero se inician en agosto de 2019. Varios fueron los argumentos esgrimidos por el ejecutivo de Ander Añibarro para justificar su decisión: Se dijo que no era una competencia municipal, cuando el art. 17.1.34 de la LILE reconoce como competencia propia de los ayuntamientos la gestión de mataderos, después, se aducía que era un servicio deficitario, por cuya aseveración el alcalde tuvo que pedir perdón en Pleno tras el «zasca contable» recibido por la Intervención municipal. Más tarde, nos obligaban a tener que elegir entre mantener el matadero o defender el medio ambiente, y, en la recta final de este proceso, después de anunciar que el Gobierno Vasco contaba con un crédito de compromiso para realizar inversiones en el matadero por unos 250.000, se apelaba al llodianismo y al bolsillo del contribuyente laudiarra cuando se decía que con el dinero de los y las vecinas de Laudio se mantenía un servicio cuyos usuarios no eran del pueblo, como, si, de repente, toda la población de Laudio se hubiera convertido en vegana. Las movilizaciones del sector primario, así como la labor de oposición de EH Bildu en el Ayuntamiento han retrasado los intentos de PNV por dar carpetazo al tema, pero no han sido suficiente para cambiar una decisión política hace tiempo adoptada.

Y es que la decisión de no prestar dicho servicio responde a la falta de visión de pueblo, de la que, una vez más, hacen gala los jeltzales de Laudio; una visión reduccionista de los servicios municipales y públicos, pero que también, porque no decirlo, responde a cierta animadversión personal que perfectamente se podría explicar con aquel dicho que dice «Ni trabajes para quien trabajó, ni pidas a quien pidió…» Con esta decisión, que en esa agenda oculta del PNV no será la última, se da la puntilla a las reivindicaciones de baserritarras, carniceros, trabajadores y consumidores que apostaban por un modelo de producción local, de calidad y de km 0. Tras esta decisión, mucho nos tememos que los gestores municipales tengan en su mente un nuevo objetivo en ciernes. ¿Por qué no el cementerio municipal? ¿Quién nos garantiza que dicho servicio no correrá la misma suerte que el matadero y acabe siendo gestionado por manos privadas? Tiempo al tiempo.