Ramón SOLA
DONOSTIA
DIEZ AÑOS DE AIETE Y LA DECISIÓN DE ETA

Powell encabeza el aplauso a un proceso contra viento y marea

Negaciones del conflicto, amenazas a facilitadores, rechazo a implementar acuerdos… Diez años después, Jonathan Powell o Brian Currin siguen estupefactos por la posición española y en la misma medida agradecidos al liderazgo vasco. Lo proclamaron ayer de vuelta en Aiete, con añadido importante de Powell: aquello fue fruto de negociación.

El balance de esta década de proceso de construcción de paz fue realizado al máximo nivel ayer tarde en Aiete, con Martin Griffiths (ONU) como figura relevante y una mesa redonda posterior con dos protagonistas de primera línea conocidos en Euskal Herria, Jonathan Powell y Brian Currin; una testigo muy directa, Theresa Whitfield; y el reflejo del proceso colombiano, que ha sido y es bien diferente, en la figura de Sergio Jaramillo. Hubo un denominador común mayoritario: este proceso ha tenido resultados gracias al impulso vasco y contra el bloqueo del Gobierno del PP.

La derecha, y más allá de ella la opinión pública española, salieron vapuleadas en las diferentes intervenciones. Powell rememoró aquellas «cartas bastante bordes» a Kofi Annan o el modo en que «me pusieron a parir cuando dije que aquí no debía haber vencedores y vencidos». Currin añadió que recibió directamente «amenazas». Y Whitfield expuso su experiencia sobre la dificultad del proceso vasco: «Yo había trabajado en otros conflictos como Colombia e intenté implicarme también aquí, pero no lo conseguí. Me sorprendió que no había consenso ni siquiera sobre lo que era el conflicto. Me daban a entender que intentar comprenderlo ya era justificar el terrorismo», denunció.

Pero quizás más duro para el entorno del PP resultara escuchar de boca de Jonathan Powell que aquel sí fue, en el fondo, un proceso negociado. «Quienes dicen que Aiete fue un teatro o que no tiene importancia, se equivocan –remarcó el exjefe de Gabinete de Tony Blair–. Fue parte de una negociación confidencial que había durado bastante tiempo y este fue su colofón. Yo me impliqué porque [Martin] Griffiths me pidió ayuda cuando aún estaba trabajando en el Gobierno británico pero también porque contactó conmigo [Alfredo Pérez] Rubalcaba. Fue todo subterráneo, se hizo en secreto», confirmó.

Liderazgo y decisión

Con más tiento y menos interés en confrontar con la derecha española, Jaramillo, protagonista de la negociación con las FARC desde el Gobierno de Santos, avaló así este modelo: «Ninguna transición a la paz pasa por sí misma ni la hace el Espíritu Santo, hay que crear unos puentes y unos edificios. A veces hay un proceso aunque no haya una negociación formal. Más allá de cual sea la forma en que se produzca, lo importante es que callen los fusiles».

Whitfield lo corroboró desde su seguimiento de la realidad vasca: En esos años «había un proceso, aunque parecía que no podía salir a la superficie».

Llegados a ese punto y mirando ya al post-Aiete, los interlocutores coincidieron mayoritariamente en que las cosas han avanzado sobre todo por el impulso de la ciudadanía y los agentes vascos.

«Fue muy duro implantar lo que habíamos acordado –recalcó Powell, también aquí el más claro–. Hubo un cambio de gobierno y el PP no estaba dispuesto a negociar, y entonces eso es como intentar volar con un ala solo», añadió reproduciendo la idea expresada en la entrevista a NAIZ.

Por este motivo, cree que todo «tardó mucho más de lo que tenía que haber tardado. Y funcionó en Euskal Herria porque hubo un gran liderazgo, pero se produjo un riesgo muy real». Como guinda al argumento, una afirmación que devuelve la pelota a las críticas que recibió por aquella frase en vísperas de Aiete: «Creo que esto ha funcionado porque habéis desarrollado la idea de que no hay vencedores ni vencidos».

Lo ratificó Currin, en estos términos: «Lo que ha definido este proceso es la negativa del Gobierno español a participar. Ha sido un proceso unilateral y el éxito es del pueblo vasco porque ha querido seguir adelante», dijo concluyente.

Currin prolongó esa conclusión remontándose a abril de 2017, con el desarme de ETA consumado en Baiona: «Al día siguiente en la prensa vasca leí ‘adiós a las armas’, era una celebración, pero sin embargo en la de Madrid leí ‘bueno, sí, pero habrá más armas’… Efectivamente parecían dos países».

Powell volvió tomar la palabra al hilo de ello para dejar caer que «aquí aprendí la palabra ‘crispación’. No conocía lo que era. Luego lo he visto en Colombia también, con lo que ha hecho Uribe con Santos; me parece muy irresponsable».

El guante lo recogió Jaramillo, recordando que si aquí se cumple una década de Aiete en dos semanas van a ser cinco años desde el acuerdo de paz Gobierno-FARC. Y se preguntó, mezclando Euskal Herria y Colombia: «¿Vencedores y vencidos? Yo creo que sí ha habido un vencedor: la democracia, porque la violencia política ha sido expulsada. El problema en las democracias es que siempre se impone la voluntad de poder a la voluntad de cerrar un conflicto, y es lo que pasa con Uribe».

Aunque el futuro será abordado más bien en la segunda jornada –hoy en el Kursaal–, los participantes hicieron algún apunte al final, con la cuestión de las víctimas como punto de partida. De nuevo sobresalió aquí la voz de Powell: «Me parece terrible cómo se utiliza a las víctimas. El relato es algo tan difícil… ni siquiera hay acuerdo sobre cuándo debe empezarse a contarse esto, y por tanto sobre quiénes son las víctimas. En mi opinión tenemos que buscar una manera de sacar ese debate del escenario público; quizás contar con dos personas encargadas de investigar el tema, dos personas muy respetadas de diferentes sensibilidades, que hagan de copresidentes en la búsqueda de una posición común».

Víctimas, presos, relato

Por su parte puso sobre la mesa la cuestión de los presos, recordando que en el norte de Irlanda fueron excarcelados con rapidez y que aquello causó dolor a las víctimas pero señalando que eso ocurre precisamente por la discrepancia en torno al relato. «Es muy importante documentar los abusos contra los derechos humanos, porque a veces solo se han visto desde una perspectiva y no desde todas. No hemos llegado a una perspectiva compartida y eso ayudaría. Aunque nunca va a haber un único relato, porque nadie es el dueño de toda la verdad ni de todo el sufrimiento».

Jaramillo tiene una anécdota al respecto. No encontraban salida clara a la cuestión de las víctimas cuando las FARC le dieron una pista desde el otro lado de la mesa: «Aquí no estamos para intercambiar impunidades». «Oigamos primero lo que las víctimas tienen que decir y asumamos luego cada uno nuestra responsabilidad. Las FARC hicieron un reconocimiento muy fuerte y tienen razón cuando dicen que otros no lo han hecho igual, pero está pasando cada vez más en diferentes espacios».

Intervenciones

«Me pusieron a parir por decir que no tenía que haber vencedores y vencidos, pero una de las claves es esa»

Jonathan POWELL

 

«Ninguna transición la hace el Espíritu Santo. Y a veces hay proceso aunque no negociación formal»

Sergio JARAMILLO

 

«El éxito de este proceso es del pueblo vasco porque ha querido seguir adelante»

Brian CURRIN

 

«En España el mero hecho de intentar comprender ya era justificar el terrorismo»

Teresa WHITFIELD