Nunca una derrota se puede considerar positiva, pero la imagen que ofreció Zuazo ante el Guardés, uno de los gallitos de la categoría, despierta cierto optimismo de cara al futuro.

Y es que las de Jaito Rodríguez no solo tutearon al cuadro gallego durante una soberbia primera parte, sino que incluso lograron generar una brecha de consideración (9-5) al cuarto de hora de partido.

Es más, no se doblegaron ante el posterior empuje de su rival y mantuvieron, aunque con unos guarismos más apretados, un marcador favorable hasta el descanso, pese a que en el último tramo de la primera media hora las anfitrionas no estuvieron tan entonadas en el apartado ofensivo.

El envite, en todo caso, se les fue a las locales durante un paupérrimo inicio de la segunda mitad, en el que encajaron un demoledor parcial de 1-9, que más tarde intentaron levantar a base de coraje, aunque la empresa era harto imposible. El Guardés saltó con otro punch tras el receso y se convirtió en un martillo pilón que no perdonó las sucesivas pérdidas locales en ataque.

Amago de remontada

Las visitantes se colocaron en el electrónico con un casi insuperable 14-21, pero lo más importante es que Zuazo no dejó de creer y nunca bajó los brazos, pese a la enorme distancia en el luminoso. De hecho, fue recortando distancias a base de un parcial de 5-1 favorable e incluso dispuso de dos ataques para ponerse con un 21-22 que le hubiera dado opciones a sumar.

Sin embargo, los errores ofensivos y alguna que otra decisión arbitral que enfadó a la grada posibilitaron que las visitantes nunca vieran amenazada su ventaja, que lograron gestionar de manera bastante consistente hasta el final.