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Condenada a diez años la yihadista que dejó morir de sed a una yazidí


Un tribunal de Munich condenó a diez años de cárcel a Jennifer Wenisch, de 30 años y natural de Baja Sajonia, que viajó a Irak para unirse a las filas del Estado islámico (ISIS), tras declararla culpable de pertenencia a una organización «terrorista», colaboración en un intento de asesinato, tentativa de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. La condena fue notablemente inferior a la petición de cadena perpetua de la Fiscalía.

Entre los hechos que se le atribuyen figura la muerte de una niña yazidí esclavizada en Irak, a la que dejó morir de sed en el patio de la casa familiar, donde el marido de la condenada la había encadenado.

«Debería haber sabido desde el principio que una niña encadenada bajo un sol abrasador estaría en peligro de muerte» afirmó el presidente de la Corte, Reinhold Baier.

Pero los jueces estimaron que la yihadista «solo tenía posibilidades limitadas de acabar con la esclavitud» de la víctima.

Tras viajar a Irak en 2014, durante varios meses patrulló con la »policía moral» en Faluya y Mosul. En 2015, ella y su entonces esposo compraron como esclavos a una niña de cinco años y a su madre de la minoría yazidí. Testigo clave en los juicios, la madre superviviente, que ahora vive escondida en Alemania, relató la historia del abuso sufrido.

Después de muchos abusos, la pequeña fue castigada por el marido, atada, a temperaturas en torno a los 50 °C, a una ventana del exterior de la casa, donde murió de sed mientras su madre se vio obligada a permanecer al servicio de la pareja.

Wenisch dijo en la audiencia haber tenido miedo de que su pareja la golpeara o la encerrara.