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EDITORIALA

El PNV trata de pintarse de verde sin ponerse rojo


Mirar a la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se celebra estos días en Glasgow es una obligación ética, pero se corre el peligro de desviar la mirada hacia Escocia precisamente para no atender a las decisiones políticas que en Euskal Heria provocan el daño medioambiental del que se está hablando en COP26.

En el caso vasco, aun cuando todo el mundo intenta sacar su perfil más ecologista, suceden hechos alarmantes relacionados con las políticas medioambientales. Las buenas palabra no deberían tapar las malas acciones ni la responsabilidad sobre las mismas.

Prometieron servicio y calidad; son tóxicos

Esta semana se han conocido detalles de la investigación sobre un vertido que tuvo lugar el año pasado en la polémica incineradora de Zubieta. Según la investigación, llevada a cabo por la Guardia Civil dentro del proceso abierto en un juzgado de Donostia, el vertido supuso un «grave accidente químico».

Tanto es así que provocó la desaparición de cuatro especies de peces del afluente de Arkaitzerreka y mató ganado. Según denunció GuraSOS, se intentaron «borrar las huellas del derrame de amoniaco a base de verter ingentes cantidades de agua». Fueron más de dos millones de litros, según detalla el informe. Hay once personas investigadas, de las cuales tres ya han declarado, y también está bajo investigación el Consorcio de Residuos de Gipuzkoa (GHK).

¿Qué se puede esperar de quienes bautizaron una incineradora como «Complejo Medioambiental de Zubieta»? Difícil mayor ejercicio de greenwashing. Son los mismos que decían que o gobernaban ellos o la gestión de los residuos sería pésima. La realidad es que el servicio es terrible, se quema de todo y se hacen vertidos.

De aquel Zaldibar, estos lodos

Si pasamos de las viviendas a las fábricas, la gestión de los residuos industriales en la CAV es un desastre que se tapaba con un agujero como el vertedero de Zaldibar. Pero su hundimiento, llevándose dos vidas por delante, ha puesto al sistema al borde del colapso. Claro que detrás de cada ruina siempre hay una opción de negocio.

Frente a un informe encargado por el Ayuntamiento de Bergara que plantea que no se cumplen las condiciones para abrir una planta de gestión de residuos industriales de papel, Lakua defiende el proyecto presentado por una empresa privada. El PNV tiene la tentación de jugar sucio con los municipios que perdió a manos de EH Bildu, aunque sea a costa de ensuciar el medioambiente y de enturbiar la convivencia.

Ya lo dice Evaristo: esto es jeta de cemento

El objetivo era presionar al PSOE en otros negociados, pero Andoni Ortuzar resumió a la perfección el desastre que ha sido la construcción del Tren de Alta Velocidad: es 2021 y «las vías no están puestas, los trenes no funcionan, tenemos hecho todo el tramo guipuzcoano pero no hay unión con el vizcaino, no tenemos unión con la meseta...», a lo que añadió que tras «tantas energías y tanto dinero es poco menos que un bidegorri».

Entre que se defendía en base a la razón de Estado, porque ETA estaba contra esta infraestructura, y que respondía a las necesidades de negocio de la red clientelar autonómica, la «Y vasca» ha roto todas las barreras de lo racional. En el camino se han quedado las inversiones ferroviarias que sí necesitaba el país, desde el refuerzo y desdoblamiento de las vías existentes, hasta las conexiones con aeropuertos y con el resto de Europa.

Reaccionarios no salvan al planeta ni al país

Hay más, pero el cierre de Eureka! Zientzia Museoa por parte Kutxa Fundazioa también podría entrar en este resumen de noticias incoherentes con lo que se predica en el contexto de COP26. Es un golpe para la divulgación científica entre los más jóvenes cuando más necesaria es. Además, muestra un modus operandi. Los mismos proyectos que un día se ponen como ejemplo de «la Euskadi que avanza» y se defienden como indispensables, resultan ser inviables, ineficaces o se dilapidan.

La doctrina que defiende a capa y espada «lo contrario de lo que digan mis adversarios» es profundamente contaminante. Nadie está exento de seguirla en algún momento, pero para liderar un país pequeño como este en un mundo con problemas tan serios como los que estamos sufriendo no se puede ser un reaccionario.