Dabid LAZKANOITURBURU
PLENARIO DEL COMITÉ CENTRAL DEL PC CHINO

Xi reescribe la historia del PCCh para seguir en la cima del poder

El Plenario del Comité Central del Partido Comunista Chino aborda hasta el jueves una nueva revisión de la historia del partido, en la que su secretario general, Xi Jinping, prevé reforzar su liderazgo en un contexto de creciente control del PCCh sobre la economía y, quizás, ajustar cuentas con algunos momentos del pasado.

Cuatro días para un siglo de historia. El Partido Comunista Chino (PCCh) dio comienzo ayer a su más importante reunión anual con el objetivo de inscribir en letras de oro la visión histórica del secretario general y presidente del país, Xi Jinping, para apuntalar su liderazgo con vistas al XX Congreso del próximo octubre, en el que se abordará su prácticamente asegurada continuidad al frente de la gran potencia asiática.

En el poder desde hace nueve años, el hombre fuerte de Pekín se apresta en un año a obtener un tercer mandato al frente del PCCh –algo inédito desde las reformas de los ochenta–, reforzando su estatus de dirigente más poderoso del «imperio del centro» solo por detrás del fundador de la República Popular China, Mao Zedong, en el poder desde su creación en 1949 hasta su muerte en 1976.

Sin esperar al congreso, el partido reune hasta el sábado a su Comité Central, su «parlamento», por vez primera este año.

Como de costumbre, el plenario se desarrollará a puerta cerrada, lejos de la mirada de los medios extranjeros.

En un breve despacho, la agencia Xinhua se limitaba a anunciar que el cónclave arrancó ayer por la mañana.

Los 370 miembros del XIX Comité Central del PCCh se reunirán hasta el jueves en Pekín en un contexto marcado por los rebrotes del coronavirus, la relativa ralentización de la economía, los roces con EEUU y el agravamiento de la crisis con Taiwán.

En el orden del día, una nueva revisión sobre la historia del PCCh, la tercera después de la de 1945, en la que se entronizó a Mao Zedong, y la de 1981, con la que el dirigente Deng Xiaoping oficializó el comienzo del periodo de reforma y apertura.

La agencia oficial informó de que Xi explicó ayer el contenido de dicha resolución ante el Comité Central del partido, que festejó en julio pasado el centenario de su fundación.

El analista gallego Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China, asegura a Efe que esta tercera revisión enfatizará el rol de Xi en la búsqueda de «la modernización» de China a lograr para 2049, año en que se celebrará el centenario de la República Popular.

«Xi llega con los deberes hechos», señala Ríos, quien recuerda las recientes investigaciones y expulsiones de altos cargos del Partido y los nombramientos en las jefaturas provinciales de funcionarios próximos.

En este sentido, apunta a que «no se esperan decisiones sorprendentes ni que se pongan en duda sus políticas», que pasan por «reducir las desigualdades, ampliar la clase media y revertir déficits estructurales a nivel económico y social».

Todo ello con el objetivo del líder chino de evitar «cualquier intento de cortocircuitar sus planes» y asentar «su legitimidad y su lugar en la historia».

El sinólogo Chris Johnson, del Center for Strategic International Studies de Washington, augura que Xi podría aprovechar para zanjar cuentas con «momentos de la historia del partido que no le gustan, como las reformas económicas lanzadas a finales de los setenta por Deng Xiaoping.

Deng hizo lo propio denunciando los excesos del maoísmo, ejemplificados en el «Gran Salto Adelante» y la «Revolución Cultural».

Johnson inscribe en esa lógica el creciente control sobre el sector privado, tanto en la economía numérica como en el sector inmobiliario, como evidencia la práctica suspensión de pagos de la promotora Evergande por la nueva reglamentación gubernamental del endeudamiento.

Alice Ekman, analista responsable de Asia del Instituto de Estudios de Seguridad de la UE (EUISS), abunda en que «el peso del PCCh en la economía se ha reforzado mucho en los últimos años, en paralelo a la congelación del proceso de liberalización protagonizado por los dirigentes anteriores».

La autora de «Rouge vif, l'idéal communiste chinois», inscribe esa evolución en la necesidad que Xi tiene de reforzar la autoridad del partido para blindar su propio liderazgo. «¿Hará Xi a Deng lo mismo que Deng hizo a Mao al criticar sus excesos?», se pregunta Johnson.

El analista chino Gu Su apunta al rotativo “South China Morning Post” que no, y que la revisión de Xi «no será tan ambiciosa» como las anteriores y solo busca «allanar el camino» para que Xi, sin sucesor a la vista, sea encumbrado en el Congreso del próximo año.

Por de pronto, la agencia Xinhua y el oficial “Diario del Pueblo” han destacado en las últimas semanas la «bendición» que supone tener a Xi en una «posición central», desde la que el dirigente ha reforzado el culto a su personalidad. Un hombre «determinado y activo, de reflexión y sentimientos profundos, un hombre que ha heredado una historia pero que no duda en innovar, un hombre que tiene una visión del futuro y está decidido a trabajar sin descanso». Palabra de Xinhua.