Estados Unidos y Canadá condenaron el jueves las elecciones presidenciales y legislativas celebradas hace una semana en Nicaragua en el transcurso de la 51 Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), mientras que México cuestionó la relevancia del órgano regional para enfrentar las problemáticas del continente y Argentina y Bolivia criticaron sus acciones en determinadas situaciones –como el golpe de 2019 contra Evo Morales– y llamaron a «repensar» el grupo y a que no intervenga en asuntos internos de sus países miembros ni de otros Estados.

El segundo día de la Asamblea General que se celebra de manera virtual en Guatemala y finalizó ayer tuvo a Nicaragua y Venezuela como centros del debate, pese a las protestas de Managua en varios momentos para exigir «respeto» al país centroamericano.

EEUU y Canadá fueron los países que con más fuerza criticaron al presidente nicaragüense, Daniel Ortega, que el domingo fue reelegido en unos comicios que algunos Estados tacharon de «farsa».

Junto a Antigua y Barbuda, Chile, Costa Rica, Ecuador, República Dominicana y Uruguay, presentaron una condena al Gobierno de Ortega que iba a ser debatida ayer y en la que se deplora que Nicaragua haya hecho caso omiso a las iniciativas emprendidas desde junio de 2019 por la OEA para promover la «democracia representativa y la protección de los derechos humanos».

Canadá acusó a Ortega de sacar a Nicaragua «de la familia de las democracias del hemisferio» e instó a los miembros de la OEA a no quedarse mirando.

En la misma sesión, México cuestionó la labor del ente regional bajo el mandato de Luis Almagro, a quien acusó haber «dañado profundamente» al organismo debido a sus injerencias en asuntos internos de sus países miembros, una organización que debería ser «inclusiva, promotora del diálogo político, de la cooperación, la integración y el desarrollo de los Estados miembros», pero que, por contra, «es un espacio donde se profundizan las diferencias y el aislamiento, y donde se impulsan agendas parcializadas».

Argentina y Bolivia, los más críticos, llamaron a «reflexionar» sobre el sentido de la OEA y a «pensar si cumple efectivamente sus propósitos y principios» de «preservar la cooperación en el marco del respeto y la solidaridad con una apuesta permanente al diálogo».

El mismo jueves, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) rechazó la Ley Renacer (Reforzar el Cumplimiento de Condiciones para la Reforma Electoral en Nicaragua), promulgada por EEUU contra Nicaragua, y la calificó como una «acción injerencista». Con ella, Washington busca presionar a Ortega con más sanciones y urge a revisar la participación de Nicaragua en el tratado de libre comercio con el país centroamericano.