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Kyle Rittenhouse absuelto, tensión y división en EEUU

Pocos juicios han generado tanta tensión y acritud en EEUU como el que ha absuelto a Kyle Rittenhouse, acusado de matar a tiros a dos manifestantes antirracistas y de herir a otro. Pocas veces las fracturas se hicieron tan evidentes, las visiones de país tan enfrentadas y el escándalo tan hiriente. Para unos, el veredicto alienta a los «vigilantes» y milicias blancas a usar la violencia para afirmar su poder. Para otros, ha ganado el «derecho a la autodefensa».


Todo comenzó en agosto del año pasado en Kenosha, en el estado de Wisconsin. Primero, el joven afroamericano Jacob Blake fue mortalmente acribillado por la espalda por un policía blanco, que sigue en servicio. Su muerte generó una gran conmoción social, protestas y saqueos. Kyle Rittenhouse, que entonces tenía 17 años, que ni siquiera vivía en la ciudad, ni siquiera en el estado, se presentó con su rifle de asalto en Kenosha, según declaro en el juicio, «para defender la propiedad frente a los saqueos».

No era policía, no era militar, con esa edad no podía tener un arma de guerra, pero se creía con derecho a «vigilar y poner orden», con derecho a disparar.

Y así lo hizo. Mató a tiros a Joseph Rosenbaum y Anthony Huber, dos manifestantes antifascistas, e hirió a otro, a Gaige Grosskreutz. Durante el juicio, Rittenhouse alegó que lo hizo «en defensa propia», algo que «no es delito» y está «protegido por la Constitución».

Los tiroteos de Kenosha crearon una enorme tensión, una gran ola de indignación, saqueos y enfrentamientos en todo el país. Unas brasas que el entonces presidente, Donald Trump, no dudó en agitar políticamente. En medio de la tensión, para tensionarlo todo aún más, desplazó su campaña electoral a aquella ciudad, llamó «terroristas domésticos» a los manifestantes antirracistas y salió públicamente en defensa del «adolescente Rittenhouse». Por el contrario, no tuvo ningún gesto ni ninguna palabra de ánimo o afección para con la familia del fallecido Blake.

Detractores y partidarios

El veredicto de absolución ha provocado fuertes reacciones en ambas partes, el país se ha encendido y dividido otra vez entre detractores y partidarios. Para unos envía el inaceptable mensaje de que civiles armados, formando milicias y grupos de «vigilantes», pueden ir a cualquier lugar, incitar a la violencia y luego utilizar ese peligro que han creado para justificar disparar contra los manifestantes.

El presidente estadounidense, Joe Biden, dice estar «enojado y preocupado» por el veredicto, aunque asume que «el jurado ha hablado».

El gobernador de California, Gavin Newsom, tuitea: «EEUU hoy: puedes infringir la ley, llevar armas fabricadas para el Ejército, disparar y matar gente y salirte con la tuya».

En el frente opuesto, los republicanos argumentan que Rittenhouse ejerció su derecho a portar armas y se defendió «como debe hacerlo un buen estadounidense». Trump le felicitó personalmente y en un comunicado exclamó que «¡si eso no es defensa propia, nada lo es!».

Varios legisladores republicanos han comentado que les gustaría ofrecerle una pasantía en el Congreso. Uno de ellos, Madison Cawthorn, representante de Carolina del Norte, dijo: «Tienes derecho a defenderte, a estar armado y a ser peligroso». Y el presentador ultraderechista de Fox News Tucker Carlson ya tiene la exclusiva con Rittenhouse, en la que este, orgulloso, afirma que «el veredicto es correcto: la autodefensa no es ilegal».

Más que un juicio

Rittenhouse ha convencido al jurado de que solo usó su arma porque temió por su vida. Al leerse el fallo, no pocos coches pasaban por delante del tribunal tocando sus bocinas, bajaban las ventanillas y gritaban «¡Liberar a Kyle!» o «¡Nos encanta la Segunda Enmienda!». Otros se mostraban horrorizados y angustiados, convencidos de que, si Rittenhouse hubiera sido negro y hubiera blandido un arma de guerra, lo habrían matado a tiros sin miramientos.

Con todo, no solo se ha juzgado y absuelto a Rittenhouse. El veredicto ha encendido las emociones porque estaban en juego temas muy polarizantes en EEUU como el derecho a la autodefensa, el control de armas, la raza y el movimiento de milicias y vigilantes. Y sin duda ha fortalecido la “Doctrina del Castillo” y las leyes conocidas como “Defiende tu Posición”, que otorgan un presunto derecho a usar la fuerza para proteger hogares y a uno mismo en lugar de retroceder ante un enfrentamiento, dar aviso y dejar que actúe la fuerza pública.