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Ecos medievales para lanzar la candidatura xenófoba de Zemmour

En su primer gran acto electoral, el nuevo candidato de la extrema derecha francesa, Eric Zemour, lanzó ayer su partido al que ha bautizado con evocaciones medievales «Reconquista» y que se basa sobre todo en el rechazo a la inmigración y al Islam. Zemmour, que parece desinflarse en los sondeos, apeló a los referentes patrióticos franceses.


En su primer gran mitin ante una multitud delirante, el candidato de extrema derecha para las elecciones presidenciales francesas Eric Zemmour pidió a sus seguidores que vayan a «la reconquista» y «cambien el curso de la historia».

«¡Hay 15.000 de ustedes hoy! 15.000 franceses que han desafiado la corrección política, las amenazas de la extrema izquierda y el odio de los medios», exhortó a sus entusiasmados seguidores –aunque entre numerosas sillas vacías–, que agitaban banderas francesas y gritaban «¡Zemmour presidente!» o abucheaban las menciones a la inmigración o al feminismo, en la sala del Parc des Expositions de Villepinte, al norte de París.

«La apuesta es inmensa, si gano será el inicio de la reconquista del país más bello del mundo», prometió el candidato, que ha construido su discurso sobre el rechazo a la inmigración y al Islam, bajo la teoría conspiratoria de que amenaza a «un pueblo francés que ha estado aquí durante mil años y que quiere seguir siendo dueño de su casa».

«Habéis oído que soy un fascista, un racista, un misógino», dijo Zemmour, dos veces condenado por incitación al odio racial, antes de presentarse como un perseguido por «una manada de políticos, periodistas y yihadistas».

El candidato desveló el nombre de su partido con evocaciones medievales: «Reconquista» cuyo lema oficial es «Imposible no es francés», cita atribuida a Napoleón.

María, una contable jubilada, explicaba que apoya a Zemmour para luchar contra el «Gran Reemplazo», la teoría conspiratoria según la cual las poblaciones africanas y musulmanas reemplazarán a los pueblos europeos. «En mi calle, solo hablamos árabe. Debemos salvaguardar nuestras tradiciones, no dejarnos abrumar por la cultura musulmana», afirmaba esta mujer polaca que llegó al Estado francés a los 20 años.

Véronique, que ha votado a Jean-Marie Le Pen y luego a su hija Marine, cree que «no hay nada mejor que Zemmour por la inmigración».

Tertuliano en televisión, Zemmour quería hacer una demostración de fuerza y probar que ha llevado a cabo su transformación de un panfletista televisivo en un candidato creíble, que puede desafiar al presidente, Emmanuel Macron, y aglutinar votos de la derecha, encabezada por Valérie Pécresse y de la extrema derecha de Marine Le Pen. Además, quiso reforzar la adhesión de una organización cuestionada por su frágil estructura. Pese al avance sorprendente en las encuestas que llegaron a situarlo en la segunda vuelta de las elecciones por delante de Marine Le Pen, su estrella parece desvanecerse en las últimas semanas, y ha perdido puntos en las intenciones de voto.

Para apoyarlo estuvieron presentes en el mitin los líderes de dos pequeños partidos y la derecha católica tradicional.

El mitin tuvo lugar al día siguiente de la nominación de la candidata de Les Républicains, (LR) Valérie Pécresse, frente a Eric Ciotti, cercano a las tesis xenófobas de Zemmour. Al igual que Marine Le Pen, Zemmour invitó a los decepcionados de LR a unirse a él, asegurándoles que están «muy cerca».

Respuesta antifascista fuera y en el interior del mitin

Miles de personas se manifestaron para denunciar el discurso racista de Eric Zemmour, con gritos de «Zemmour vete, París no es tuyo». «Las ideas de extrema derecha se están trivializando», advirtió Jean-Luc Hacquart, responsable de la CGT. La marcha, convocada por sindicatos, partidos y asociaciones en el barrio de Barbès, estuvo vigilada por un contundente despliegue policial y finalizó su recorrido en la Porte de la Villette, al norte de París, donde estaba previsto el mitin, que se trasladó finamente a Villepinte. Pero también allí llegaron más de un centenar de manifestantes contra el racismo, el negacionismo y la homofobia. La Policía los dispersó y detuvo a 46 personas. El rechazo a Zemmour llegó al interior del mitin. Activistas de SOS Racismo fueron apaleados y expulsados por los servicios de seguridad y simpatizantes cuando intentaban llevar a cabo una protesta. Además, los reporteros del programa de televisión Quotidien, conocido por su tono mordaz e irónico, fueron abucheados y expulsados.GARA